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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Comedia. Drama En una extraña y última petición vital, un anciano indio obliga a su hijo a que deje el trabajo y le acompañe a la ciudad santa de Benarés (Varanasi), para morir allí. Ante tal demanda, al hombre no le queda otra opción que embarcarse con él en el viaje. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2018
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Daya (Lalit Behl) siente que ha llegado el momento y quiere viajar a Benarés, a orillas del Ganges, para morir allí. El anciano pide a su hijo Rajiv (Adil Hussain) que deje unos días el trabajo y la familia para acompañarle a la ciudad santa. Al llegar, se alojan en el Hotel Salvación, un lugar reservado para personas en el final de su vida. Pero pasan los días y Daya no se muere, y el hotel tiene una norma: después de quince días tienen que marcharse para que lleguen nuevos clientes.

Dirigida por Shubhashish Bhutiani, que debuta como director de largometrajes con esta cinta, de la que es además guionista, “Hotel salvación” nos muestra una historia sobre esa tradición hindú de morir purificados por el río Ganges a través de la cual se vertebra una narración menos dramática de lo que en principio parece ser, absolutamente costumbrista (algo que choca e interesa a la vez al espectador occidental) y centrada en la muerte desprovista de tragedia, y en los lazos familiares.

Con solo 26 años de edad, Shubhashish Bhutiani muestra una madurez narrativa y estilística absolutamente impropia de su juventud. Una especie de Ozu renacido en la India al que habrá que seguir muy de cerca si este es su verdadero nivel. Sorprende que un realizador tan bisoño escriba y dirija en su primer trabajo una película acerca de la muerte. Bueno, no tanto sobre la muerte sino más bien sobre la idea de la muerte y de la aceptación de la misma.

Y sorprende asimismo, no solo el tema que aborda, sino el modo en que es capaz de construir una historia armónica, de ritmo pausado y elegante, aderezada por un tratamiento visual que te hechiza y una dirección de actores excelente que terminan por conformar una obra sencilla, una especie de cuento para mayores sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida y la desdramatización de la muerte.

Para los hindúes, la muerte no es más que un trámite que hay que afrontar para transitar hacia una nueva vida. De ahí que quieran ir al Ganges, el río sagrado, para purificarse antes de emprender ese viaje. El hijo acompaña al padre para ayudarle y no dejarle solo en ese trance, pero en realidad esa experiencia le sirve para aprender de su padre a cerrar el capítulo de su vida y a reconducir la misma recuperando los valores esenciales que había perdido, siempre estresado con su trabajo.

Los pequeños conflictos generacionales se van sucediendo, y Bhutiani los trata con humor e ironía. Rajiv quiere acompañar y ayudar a su padre, pero al mismo tiempo es incapaz de despegarse del móvil y de los asuntos de su oficina. Ese conflicto interno entre lo que Rajiv cree que debe hacer y lo que en realidad quiere lo maneja Bhutiani con soltura y fluidez. La posterior llegada al hotel de la mujer y la hija de Rajiv termina por agudizar esta lucha interna de Rajiv.

El joven cineasta indio se maneja con sorprendente maestría logrando ese difícil equilibrio entre el drama y la comedia, siendo capaz de mostrarnos la relación paterno filial de un modo natural, sin concesiones a la sensiblería y sin subrayados innecesarios, lo que da lugar a una sensación de credibilidad que refuerza el resultado del film.

Las interpretaciones son muy buenas. Adil Hussain interpreta con mesura y sabiduría al Rajiv, el hijo que quiere acompañar a su padre en sus últimos días. Su actuación comedida y repleta de talento es la más destacable del film, pero Lalit Behl no se queda atrás interpretando al viejo Daya, haciendo al personaje creible desde la primera escena hasta la última. El resto del elenco escoltan con solvencia al dúo principal.

Obviamente, “Hotel Salvación” no es una película perfecta, pero superó ampliamente mis expectativas. El espíritu del film queda reflejado en esa escena final en la que la tristeza y el júbilo se conjugan, se complementan y hasta se confunden una con otro. Ese equilibrio y esa armonía son constantes en una película que sabe combinar drama con comedia, resignación con esperanza, muerte con vida.

Película modesta pero entrañable. Supongo que difícil para el espectador occidental joven, pero interesante para cualquier aficionado al cine. Visualmente espectacular con esos escenarios de la India subyugadores, hace pensar con naturalidad, sin alardes ni humos trascendentales. Una agradable sorpresa.

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keizz
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