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España España · Madrid
Voto de keizz:
6
Romance. Drama Tras mantener una aventura con un hombre casado, la actriz Younghee decide tomarse un tiempo. Para ello viaja a la ciudad extranjera de Hamburgo, pero eso no impedirá que siga pensando en lo que dejó atrás. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hong Sang-soo es un experto y prolífico director coreano que tiene un estilo muy reconocible que, depende de cómo te pille o de lo inspirado que estén él y sus actores, te puede atrapar (como me atrapó el año pasado su “Ahora si, antes no”) o hacer languidecer. Sus películas están cortadas por el mismo patrón: capítulos bien diferenciados, cámara fija que recoge largas conversaciones, generalmente alrededor de una mesa en la que se come y se bebe (especialmente se bebe), tratamiento de temas amorosos, protagonistas que tienen que ver con el mundo del cine, e intérpretes que aparecen en la mayoría de sus películas, como si formaran parte de su equipo.

En el caso de Kim Min-hee, es lógico, puesto que ella, aparte de su musa cinematográfica, ha sido su amante (o lo sigue siendo, no lo tengo claro). Pero no es solo ella, también Jeong Jae-yeong es un habitual de sus películas, y Kwon Hae-hyo, lo mismo.

En esta ocasión, asistimos al sufrimiento inevitable tras el fin del amor de la protagonista, y lo hacemos en dos capítulos claramente diferenciados: el primero en Hamburgo, donde Younghe tiene largas conversaciones con una amiga sobre lo que fue su relación y sobre lo que piensa hacer en el futuro, así como bellas situaciones de nostalgia (¿Estará él ahora pensando en mí como yo en él?).

La segunda parte se desarrolla en Corea, y está estructurada en base a conversaciones, primero con un amigo en la mesa de una especie de cafetería, luego en una cena de amigos en la que se emborracha y sorprende a todos, y finalmente en una escena memorable en la que se enfrenta a su expareja (el director de cine) rodeados de la gente de su equipo de rodaje.

Si algo bueno tiene el cine de Sang-soo es la veracidad que desprende. Cualquiera que haya sufrido un abandono amoroso se podrá sentir identificado con el papel de Kim Min-hee, con su incertidumbre, su desconcierto, su sensación de estar fuera de lugar en el mundo. Sus conversaciones son siempre sobre el mismo tema, pues sus pensamientos también lo son. Y su inestabilidad hace que beba de más, se confunda continuamente entre lo que siente, dice y hace, y su mirada triste y nostálgica nos duele de verdad.

Lo malo del film es que no tiene más. No hay historia. Es un puro asistir al momento de la vida de la protagonista. No es poco, porque la maravillosa Kim Min-hee por sí sola ya justifica ver la película, pero al final tienes la sensación de que lo que te han contado podrían haberlo hecho en un cortometraje de diez minutos.

Por cierto, en la película la protagonista nunca está sola en la playa de noche. Está acompañada en la playa de noche (en Hamburgo) y creo recordar que sola y acompañada en la playa de día (en Corea). Sin embargo, el tono de la película es ese: estar solo en la playa de noche, un título que rezuma melancolía, que es como se siente la protagonista, esté donde esté.

Personalmente, la película no me llegó mucho. Creo que las conversaciones podrían haber tenido mucho más calado (en este sentido, me gustó mucho más “Ahora sí, antes no”), y que la situación que plantea y el morbo de una historia autobiográfica me parece que daban para una película más profunda. O tal vez en la tarde de Diciembre en que la ví no estaba yo en mi mejor momento para una película que requiere un grado de receptividad alto por parte del espectador. El caso es que me esperaba algo más.

Pero es de justicia alabar el trabajo de Sang-soo, un director de cine que es un auténtico explorador de las emociones humanas, y que nos sabe sumergir en ellas investigando todos sus recovecos. Todo ello sustentado por su personalísima forma de rodar, sus interminables planos secuencia, su minimalismo escénico y esos característicos e inesperados zooms que parecen hechos por un amateur, y que, no sabemos cómo, pero a él le quedan bien.

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keizz
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