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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Drama Chun Tao-Chung ha trabajado como sirvienta para la familia Leung durante sesenta años. Ahora cuida de Roger, el único miembro de la familia Leung que aún vive en Hong Kong. Un día, al volver del trabajo, Roger descubre que Tao ha sufrido un derrame cerebral y la lleva al hospital. Cuando ella le dice que quiere dejar su trabajo y marcharse a una residencia, él le encuentra una habitación en un centro dirigido por un viejo amigo. A ... [+]
14 de marzo de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película que es, a mi entender, más de personajes que de situaciones. No es que no sea una película de situaciones, pero para mí lo más preponderante del film son los personajes. Especialmente (pero no sólo) los dos personajes principales, perfectamente dibujados y magníficamente interpretados, que hacen que te intereses más por cómo son que por las cosas que les suceden.

Para poder entender bien a los personajes y, por extensión, a la película, es imprescindible tener presente en todo momento que se trata de una película oriental, y que los personajes que retrata son de Extremo Oriente. Y es que, en aquellas latitudes, a diferencia de lo que ocurre aquí, a la gente le cuesta muchísimo expresar los sentimientos, verbalizarlos. Allí no está muy bien visto eso de llorar, o besar, o cualquier manifestación pública de sentimientos. Lo hacen, pero en privado. Por eso, para un occidental, hay escenas que le pueden resultar frías, o excesivamente contenidas, porque no tienen en cuenta que no es su mundo el que están retratando sino el mundo oriental. En esta parte del mundo, las mismas situaciones que ocurren en la película se resolverían de un modo muy distinto, habría grandes abrazos, enormes llantos, infinitas palabras de amor y música grandilocuente. En cambio, allí expresan lo mismo con gestos, miradas y silencios, o con una gran economía de palabras y caricias. Es su cultura. Ellos entienden que esas cosas se demuestran con hechos, aquí casi nos basta con las palabras. Verbalmente, todos nos queremos mucho. Demostrarlo ya es otro cantar.

“Una vida sencilla” nos muestra el progresivo declive de una vida que llega al final. Nos enseña el lento y progresivo ocaso de la existencia de alguien, desde el momento en que esa persona comprende que está en la recta final de la vida. Ah Tao se va apagando lentamente, poco a poco, y quiere morirse igual que ha vivido, sin estorbar, sin ser una carga para nadie, quedando en un segundo plano, y hasta parece agradecerle a la muerte que se aproxima su presencia, ya que eso le ha permitido disfrutar, en sus últimos días, de la presencia reconfortante de Roger, el chico al que cuidó desde siempre, y que ahora se ocupa de ella con tanto esmero. Se le hace extraño que cuiden de ella, que ha pasado la vida cuidando a los demás. No se siente cómoda en ese papel, pero no puede evitar estar siempre pendiente de la llegada de Roger.

Al igual que las otras películas asiáticas que he visto últimamente, aquí también se cuenta una historia sencilla, en la que se recrean los detalles cotidianos. En eso se parecen las tres, es la misma manera de contar historias, siempre rebosantes de realismo y muy alejadas del ritmo trepidante y ruidoso de las películas americanas, en las que todo es frenético, atropellado, radical, los buenos son muy buenos, los malos son muy malos, y todo te lo dejan muy claro y muy bien explicado no vaya a ser que seas tonto y no lo entiendas. En estas películas hay emoción y sencillez, nada de sensiblerías forzadas. “Una vida sencilla” es una película que pone tus sentimientos a flor de piel sin estridencias y los mantiene ahí para que disfrutes de ellos con naturalidad.

Porque estamos acostumbrados a que narrar cosas acerca de la bondad, los buenos sentimientos, la gratitud, la generosidad, etc. nos situe en el umbral de la ñoñería, pero en esta película queda claro que se pueden abordar todos esos temas desde otro punto de vista, sin cursiladas, haciendo que observemos lo que ocurre con ese punto de distancia tan habitual en el cine asiático, de modo que no nos impliquemos, pero al mismo tiempo con la suficiente cercanía como para que por dentro bullan los sentimientos y se remueva la conciencia.

Todo ello gracias sobre todo al impresionante trabajo de la pareja protagonista. Deanie Ip está maravillosa en su papel, tanto que cuesta pensar que sea una actriz en lugar de ser realmente Ah Tao, la criada de Roger. En cuanto al otro protagonista, Andy Lau, a quien ya conocía de otras películas, también está soberbio en un papel nada fácil, en el que tiene que lidiar con un montón de matices interpretativos y que los resuelve con muy alta nota. Brillantes los dos. Interpretaciones delicadas y emotivas, repletas de talento.

“Una vida sencilla” demuestra que, a menudo, lo sencillo está más cerca de lo sublime que lo complejo. Cuando lo cotidiano se retrata con elegancia y emoción el resultado puede ser tan brillante como lo es esta película.

http://keizzine.wordpress.com/
keizz
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