Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Drama Val es una asistenta interna que se toma su trabajo muy en serio. Sirve a un adinerado matrimonio de São Paulo día y noche, y cuida a su hijo adolescente, al que ha criado desde su infancia y con el que tiene una relación muy especial. El orden de este hogar parece inquebrantable, hasta que un día llega desde su ciudad de origen la inteligente y ambiciosa hija de Val, Jessica, a la que había dejado al cuidado de unos familiares en el ... [+]
9 de julio de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anna Muylaert, directora brasileña completamente desconocida para mi, firma este largometraje sencillo pero impecable, que dice mucho en favor de su creadora puesto que no tiene apenas resquicio por donde hacerle una mala crítica. Abusando un poco al principio del plano fijo, Muylaert va tejiendo lentamente, con escenas llenas de profundidad, una película que crece ante nuestros ojos sin aparentes pretensiones, con ritmo pausado, y con una naturalidad que hace que a veces nos olvidemos de que estamos viendo una película y nos transportemos realmente a la casa en que se desarrollan los acontecimientos.

Val se separó de su marido y su hija, y hace diez años que no la ve. Durante este tiempo, se ha dedicado en cuerpo y alma a atender a sus señoritos, especialmente al joven Fabinho, a quien ha criado como si fuera su propio hijo. Es un problema sentimental para Val, ya que ha criado a un hijo que no es suyo, mientras su hija se criaba sin ella.

Muylaert aborda el tema con mucho tacto y naturalidad, y nos hace sentir lo que pasa por dentro de Val, con esa maternidad compartida entre lo vivido y lo no vivido, entre haber sido la madre de quien no es tu hijo, y no haber atendido personalmente a quien sí lo es. Para ello se sirve del magnífico trabajo de la protagonista, Regina Casé, que dota de absoluta credibilidad a su personaje y consigue que la película funcione en todo momento.

La directora plantea el problema de las clases sociales, que aún existe en países como Brasil. Y lo hace del modo más difícil, con toda naturalidad. Lo fácil habría sido utilizar un lenguaje grandilocuente, hacer que los señoritos sean muy malos y traten fatal a los sirvientes, posicionando al público, pero no. Los señoritos tratan muy bien a Val, (todo lo piden por favor, siempre gracias, “eres como de la familia”, etc.) pero en los pequeños detalles es en donde se puede apreciar la tremenda distancia que en realidad ponen entre ellos y la criada. Especialmente por parte de Bárbara, la señora de la casa, que también termina mostrando ciertos celos de la relación que mantiene Val con su hijo Fabinho, que parece querer más a la criada que a su propia madre.

Como pequeña crítica (ya digo que es muy difícil encontrar puntos flojos en esta película), diría que me pareció que los personajes masculinos están un tanto maltratados y poco desarrollados en la historia. Tanto el señor de la casa, Don Carlos, como el hijo, Fabinho, son personajes infelices, muy débiles, inseguros, pero no terminamos de conocerlos, más allá de tener la certeza de estar sometidos a la voluntad de las mujeres de la película.

La película cuenta además con el atractivo añadido de saber tocar temas dramáticos con un punto de sentido del humor que hace que el espectador no sepa realmente a qué carta quedarse, de modo que estás en alerta porque sabes que puede pasar algo malo, pero te das cuenta de que tienes una sonrisa en la boca.

El foco se pone en las relaciones. El contraste que se produce cuando en una casa hay una serie de normas, unas costumbres, y aparece de repente una persona nueva que tiene otras normas, otras costumbres. La dificultad para adaptarte a unas normas ajenas. La dificultad para aceptar a un extraño dentro de tu entorno. La relación entre una madre y una hija que se reencuentran sin apenas conocerse. El papel que termina jugando Val, presionada por un lado por la casa a la que lleva tanto tiempo sirviendo con devoción y por otro por la hija que tiene unas ideas totalmente opuestas. La amenaza que supone para la estabilidad de un entorno la irrupción de alguien ajeno a ese entorno.

“Una segunda madre” es una agradable sorpresa. Pequeña, cotidiana, sin alardes, capaz de mantener el equilibro entre el drama y la comedia, que va creciendo de un modo imparable, y continúa haciéndolo después de verla. Tengo suerte con las películas brasileñas, casi todas me sorprenden para bien.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow