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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Drama Sigue los pasos de tres personas cuyos caminos se cruzan en los terribles tiempos de la II Guerra Mundial. Olga es una aristócrata rusa miembro de la Resistencia Francesa que es arrestada por la policía nazi por ocultar a dos niños judíos durante una redada. Arrestada y enviada a la cárcel en espera de una decisión final, en prisión conoce a Jules, un funcionario francés colaboracionista que debe investigar su caso. Allí también se ... [+]
18 de mayo de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olga (Julia Vysotskaya) es una aristócrata rusa que forma parte de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Es arrestada por ocultar niños judíos durante una redada. Su caso es investigado por Jules (Philippe Duquesne), un funcionario francés colaboracionista a quien Olga propone que la salve a cambio de tener sexo con ella. Enviada finalmente a un campo de concentración, Olga se encuentra allí con Helmut (Christian Clauss), un oficial de las SS con quien hace años tuvo una relación y quien aún parece mantener sentimientos por ella.

Se trata del último trabajo de Andrei Konchalovsky ("El cartero de las noches blancas"). Un trabajo en el que el director ruso pretende dar un toque novedoso al tantas veces cinematografiado tema del Holocausto. Hay ya tantas películas sobre este tema que el único modo de afrontarlo con alguna posibilidad de que tenga interés es aportar novedades estilísticas. Y a ello se pone Konchalovsky.

La película retrata tres personajes completamente distintos pero a los que las circunstancias pone en el mismo escenario como consecuencia de la guerra. La aristócrata rusa de mediana edad que colabora con la resistencia francesa escondiendo niños judíos para evitar que los capturen los nazis. Por otro lado, el funcionario francés, un hombre aparentemente bueno que educa a su hijo lo mejor que puede pero que cuando llega al trabajo se dedica a mandar gente a los campos de concentración y accede a salvar a la rusa a cambio de acostarse con ella. Por último, el joven oficial alemán obsesionado con la rusa, el personaje más enigmático de todos, un nazi convencido, que cree en el superhombre de Nietzsche, pero al mismo tiempo admira a los rusos y es un entusiasta seguidor de escritores como Chejov o Tolstoi.

Rodada en un riguroso y exquisito blanco y negro, en formato de 4.3, el toque original de la película consiste en unas entrevistas que se hacen a los tres protagonistas principales en una especie de confesionario. Los tres van narrando alternativamente sus sentimientos y opiniones sobre los acontecimientos que vemos como si estuvieran en el purgatorio esperando a ser juzgados para ver si llegan o no al paraíso. Cada uno expone su punto de vista y se diría que Konchalovsky les dejara hablar con libertad, como si fueran personajes reales. De ese modo se da una sensación de que el director no les juzga y son las acciones que se muestran el el film las que hacen que el espectador tome partido y saque sus conclusiones.

Este aporte creativo de Konchalovsky, en el que hace que una película parezca un documental, le da un toque especial y alivia bastante la crueldad de la trama, ya que al ver a los personajes hablando tranquilamente sobre lo que pasa, uno se tranquiliza de manera inconsciente, sin que esto signifique en absoluto que se quiebre la intensidad emocional del film.

Otra gran virtud de Konchalovsky en esta película es su capacidad para hacernos sentir los horrores del Holocausto sin servirse de imágenes explícitas. Los horrores de los campos de exterminio no se nos muestran en ningún momento salvo alguna inevitable pincelada y sin embargo el horror de lo que ocurría está latente en todo el film y se siente en toda su dimensión pese a no verse del todo.

A diferencia de la mayoría de películas de este tipo, el guión no se centra en mostrarnos la crueldad de los soldados alemanes, más bien los caricaturiza, mientras la película indaga con más profundidad en los cautivos y su manera de luchar por la supervivencia y el modo en que interactuaban entre sí.

Entre el trío de actores principales destaca poderosamente Julia Vysotskaya. La actriz es a su vez esposa de Andrei Konchalovsky (43 años ella, 80 él. Qué fenómeno.) y en este trabajo recrea con solvencia el personaje de una mujer con la elegancia que corresponde a una aristócrata y el buen porte de las rusas, pero que al mismo tiempo es fuerte, resuelta y muestra una enorme capacidad de adaptarse a las circunstancias vitales que le tocan. Magnífica su interpretación.

Sin ser un peliculón, "Paraíso" tiene los suficientes ingredientes como para que valga la pena cada uno de sus ciento treinta minutos de metraje. Nos deja muchas escenas para el recuerdo: la pose altiva y despreocupada del oficial alemán mientras caen las bombas a su alrededor al final de la película, el padre y el hijo charlando ante un gigantesco hormiguero, la salvación en el último momento de una mujer porque sólo tenía un cuarto de sangre judía, y sobre todo la escena en que una mujer muere y sus compañeras de cautiverio se abalanzan sobre ella, en principio parece que a reanimarla, pero en realidad es para arrebatarle sus pertenencias, en un cuadro absolutamente elocuente sobre las miserias humanas.

Para mí, "Paraíso" no es una película sobre el nazismo o el holocausto, es una película sobre la actitud humana cuando sabes que tienes el destino de otra persona en tu mano. La rusa tiene el destino de los dos niños, y tanto el funcionario francés como el oficial nazi tienen el destino de la rusa. Esa sensación mitad animal y mitad humana, ese sentimiento trascendental, que va más allá del amor o el odio. Eso es lo que retrata Konchalovsky. Y lo hace muy bien.

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keizz
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