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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Musical. Romance. Comedia. Drama Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Damien Chazelle, tras su exitosa “Whiplash” despacha una película mucho más ambiciosa. Una película romántica disfrazada de musical en la que da rienda suelta a sus pasiones: el cine y la música. Con guiños constantes al cine clásico y a los musicales, pero siguiendo sus propias pautas, un tanto deslavazadas. Un par de números musicales al principio parecen presagiar un musical al uso, pero no es así. Luego la película toma unos cauces más normales y apenas volvemos a ver dos o tres más en lo que queda de film.

Voy a empezar por lo malo. La película adolece de irregularidad narrativa. Empieza siendo un musical y poco a poco se va transformando en otra cosa. Como musical no me parece nada excepcional, los números y las coreografías no son demasiado espectaculares. Hay algunas escenas un tanto artificiales que no funcionan bien a mi juicio. El inicio es exuberante y efervescente, pero, como cuando abres una gaseosa, poco a poco va perdiendo fuerza, hasta que llega el tramo final en el que la película definitivamente alza el vuelo y la melancolía lo inunda todo.

Otro punto en contra son los personajes secundarios. Prácticamente todos son bultos sospechosos, no están trabajados, casi no pintan nada. En realidad, la película tiene a los dos protagonistas y el resto del elenco parecen más parte del decorado que otra cosa.

La música es importante en un musical, creo. Y en este caso está bien, es indudable, bastante bien incluso, pero escribo al día siguiente de verla y no recuerdo ninguna canción que me impactara, ni llegué a casa anoche deseando escuchar el disco, como me ha pasado otras veces. Así que en este sentido, otro punto en contra.

En cuanto a la historia, no puede ser más convencional, simple y bobalicona. No se si habrá en la historia del cine una trama que haya sido más veces repetida que ésta. Y el mensaje sobre la persecución de los sueños, la grandeza del amor, la contagiosa fuerza de la pasión por lo que amamos, también es algo muy manido.

Pues oigan, a pesar de todo eso, me encantó la película. Se que no es redonda, y ya he mencionado sus defectos, pero yo la he disfrutado. Tiene algunas escenas memorables que hacen que olvide las menos logradas. Tiene un sabor a película clásica que hace que me importe menos la falta de originalidad. Tiene a la maravillosa Emma Stone que hace que pueda soportar las poses de Ryan Gosling haciéndose el interesante. Y tiene mucha pasión, una pasión por la música, por el cine, por el amor, por los sueños, por la vida, una pasión que es la clave del resultado de la película. Si la percibes, te parecerá como a mi, una gozada. Si no, posiblemente te parezca una estafa.

Chazelle consigue (al menos conmigo) que nos importe lo que les pase a los dos personajes principales, desde el principio. Al contrario que todos los demás que aparecen (las compañeras de piso de Mia, el novio de ésta, la hermanda de Sebastian, etc. todos son personajes irrelevantes), ellos nos importan. Nos interesa saber lo que les pasa y queremos que les vaya bien. Les acompañamos en sus inquietudes personales y profesionales, tanto como pareja como individualmente. La película son ellos y sus sueños. El resto es accesorio.

Pero es que el amor es así. Cuando te enamoras de alguien, la vida entera se resume en esa persona. El resto de personajes están ahí como mero atrezo. Solo existe esa persona. Los sueños son mucho más importantes que la realidad. Y si es así en la vida, por supuesto mucho más en el cine, que es puramente onírico.

Más allá de otras consideraciones, “La La Land” destila belleza desde el primero hasta el último plano. Esto es irrefutable y nadie podrá discutirlo. La fotografía, el colorido, la dirección artística, todo lo que tiene que ver con lo estético es brillante. Lo demás, depende tanto de lo que hay en la pantalla como del que lo recibe. A mi me gustó mucho, a otra gente le decepcionará tanto como expectativas tenían.

Una de las cosas que me echaban para atrás del film era la presencia de Ryan Gosling, que me gustó en “Drive” pero luego me di cuenta de que siempre actuaba con el mismo registro. Aquí me ha gustado, aunque me sigue pareciendo que le falta naturalidad interpretativa, siempre tengo la sensación de que pone poses, pero al menos esta vez le he visto salirse un poco de sus tics habituales, y su buena química con Emma Stone ha terminado de completar una buena interpretación.

Y ella, por supuesto, me ha enamorado. Esa piel tan blanca, esos ojos deslumbrantes y ese aspecto de fragilidad infantil encandilan a cualquiera. Su expresividad y su elocuencia interpretativa alcanzan en esta actuación niveles de estrella consagrada.

Es imprescindible abstraerse de las nominaciones y del bombo que se le está dando. Hay que verla con la mente limpia. Así lo hice yo y no solo la disfruté mucho sino que ahora al escribir de ella me dan ganas de volver a verla. La escena en que Seb le explica a ella por qué le gusta tanto el jazz, la discusión cuando ella le recrimina que deje de perseguir su sueño, o la preciosa escena del casting final son pura magia, cine clásico de verdad, del que se queda para dentro en el alma del espectador.

Y, supongo que como a todo el mundo, me encantó el final. Es tremendo, una maravilla en sí mismo. Te desarma, te destroza. No creo que haya visto nunca un final más tierno, más entrañable, más emocionante. La mirada de todos los tiempos. La escena que entierra todo lo demás y hace que salgas del cine sin saber si estás triste o alegre, si alguna vez has amado o cómo te llamas.

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keizz
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