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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Comedia Narra la historia real de la producción de la película 'The Room', que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia". Dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, 'The Room' se ha estado proyectando en salas -completamente llenas- por toda Norteamérica desde hace más de una década. 'The Disaster Artist' es una comedia sobre dos inadaptados en busca de un sueño. Cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, ... [+]
18 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al más puro estilo Wiseau, James Franco también lleva su proyecto personal hasta el final, produciendo, dirigiendo y protagonizando esta película. Y para que todo quede en casa, el papel coprotagonista lo interpreta su hermano Dave. En esta mezcla de comedia y biopic, Franco pone respeto y cariño en el personaje de Wiseau, al que dibuja como un excéntrico narcisista pero también alguien sensible y con un alto sentido de la amistad.

Es inevitable que te venga a la mente “Ed Wood”, de Tim Burton. Wood está considerado el peor director de la historia, pero eso es porque Wiseau no ha dirigido más películas que “The room”, de lo contrario estaría la cosa muy pareja. Evidentemente, Franco hace comedia sobre el tema, pero no cae en la fácil tentación de ridiculizar a Wiseau (al menos, no más de lo que se ridiculizó a sí mismo el propio Wiseau al hacer su película), sino que lo parodia con pasión y respeto. Tanto es así, que uno no puede evitar acabar enternecido con el personaje y deseando ver “The room”.

Aprovechando la ocasión, Franco no solo nos muestra el desternillante y rocambolesco rodaje de “The room” sino que también nos habla en profundidad de la industria del cine, nos muestra los entresijos de Hollywood, y también nos habla de los sueños, de los compromisos y de la amistad. El hecho de que sea una historia real acrecienta la parte cómica, pues de lo contrario no seríamos capaces de creernos el personaje de Wiseau ni la película que fue capaz de perpetrar, y que está ahí para quien quiera verla (en Estados Unidos se sigue proyectando regularmente en salas, y el público corea en alto los diálogos más famosos).

Pero si el trabajo de James Franco como director de esta excelente película es admirable, su faceta de actor asombra aún más. James Franco no interpreta a Tommy Wiseau sino que literalmente se convierte en él. Más allá de su sensacional caracterización, Franco se transmuta absolutamente en el personaje que interpreta, si veis las dos películas en versión original os daréis cuenta del increíble parecido que consigue Franco a la hora de imitar el modo de hablar de Wiseau. Yo creo que ni él mismo podría haberlo hecho tan bien.

La película te absorbe, no deseas que termine nunca, te arranca carcajadas y te hace sentir vergüenza ajena (la misma que probablemente hacía sentir Wiseau a su entorno). Hay situaciones tan extravagantes, actos tan absurdos y momentos tan disparatados que realmente cuesta trabajo creer que todo eso sucedió de verdad. Pero sí, todo eso sucedió, la honestidad de Franco con su personaje es absoluta.

En estos tiempos de comedias mediocres, se agradecen trabajos como el de Franco. Su parodia resulta más verdadera que casi cualquier documental. Tan pronto aparece el dislate más desenfrenado que te hace reir como te ves atrapado por un momento de tristeza sin que casi te hayas dado cuenta del proceso. Y eso es porque llevas un rato dentro de la película. Y no dentro de cualquier película, dentro de una película que está a su vez dentro de otra película.

Estamos ante una alegoría de la contradicción. Una película absolutamente genial hecha a partir de una película absolutamente desastrosa. Una película notablemente compleja disfrazada de simple comedia ligera. Una de las películas más divertidas que he visto últimamente en la que subyace un poso de tristeza. Y para colmo de contradicciones, la interpretación de James Franco, una de las que más me ha impresionado en los últimos tiempos, es haciendo el papel del que seguro que ha sido el peor actor que se ha puesto delante de una cámara.

“The disaster artist” no es una parodia de “The room”, es la película que la completa, que la complementa. Una engrandece a la otra, y viceversa. En fin, un peliculón sumamente interesante, para disfrutar de verdad. Quienes no conozcan “The room” se sorprenderán y saldrán del cine con unas irrefrenables ganas de verla. Para quienes ya la conozcan, será un disfrute aún mayor. Un canto a la pasión por el cine, un film indispensable.

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keizz
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