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España España · Madrid
Voto de keizz:
6
Drama Huyendo de la policía secreta rusa, Endel, un joven campeón de esgrima, se ve obligado a regresar a su tierra natal, donde se convierte en profesor de educación física en una escuela local. Pero el pasado le pone frente a una difícil elección. (FILMAFFINITY)
28 de julio de 2016
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1950, un joven campeón de esgrima llamado Endel Nelis (Mart Avandi) abandona Leningrado y llega a Haapsalu (Estonia) huyendo de la Policía secreta de Stalin. En Haapsalu comienza a trabajar como profesor de educación física y funda un club deportivo para sus alumnos. La mayoría de estos niños son huérfanos como consecuencia de la ocupación rusa (y, anteriormente, alemana), y Endel se convierte en una figura paterna para ellos, un modelo a seguir que consigue transmitirles su pasión por la esgrima. Pero el director tiene celos de su éxito y empieza a indagar en el pasado de Endel.

Dirigida por el finlandés Klaus Haro, “La clase de esgrima” nos sitúa en la Estonia perteneciente a la URSS a principios de los 50, cuando el yugo de Stalin se ceñía con fuerza en los estados recientemente anexionados a la Unión Soviética. Con la fuerza añadida de tratarse de hechos reales, Haro mezcla drama, historia, superación personal, deporte y romance, aunque creo que no llega a adquirir el tono necesario para hacer llegar al espectador con más nitidez la dureza que encierra la historia que cuenta.

La película es bonita, pulcra y ciertamente agradable, se disfruta, pero le falta vigor. Dejando al margen detalles que no son menores como la previsibilidad de ciertos desenlaces o clichés muchas veces vistos en películas de relaciones profesor – alumnos y en películas de deportes con partido final entre los protagonistas y los rivales, lo más reprochable creo que es la falta de fuerza narrativa para contar una historia que debió ser muy dura y no termina de transmitirlo.

A pesar de su magnífica puesta en escena, el espectador no termina de sentir el miedo cotidiano que sin duda debieron sentir los estonios en esa época histórica, siempre pendientes de que un chivatazo no hiciera que se presentara en su casa la policía secreta y terminara siendo deportado a un gulag. Creo que había historia y personajes como para haber hecho algo más poderoso.

Que no se me entienda mal, la historia está bien contada, la dirección artística es muy buena, la fotografía excelente y la música muy apropiada. El problema es que el director quizá ha querido ser demasiado imparcial, contar una historia de un modo muy aséptico simplemente poniendo delante del espectador una situación personal y política concreta recurriendo al esgrima y a los niños como válvula de escape a una situación terrible, y quizá con ello ha evitado que el público se involucre. Al final te quedas más en lo superficial que en el trasfondo del film, lo cual es una pena en este caso.

Las interpretaciones son correctas, como todo en esta película. Lo mejor es la actuación de los niños y la del protagonista, Mart Avandi, en una intepretación de perfil bajo repleta de naturalidad. Personalmente, me llevé una grata sorpresa al ver a Lembit Ulfsak, el viejo actor estonio que nos enamoró a todos en “Mandarinas”. Aquí no luce tanto en un papel corto y de poco margen para el lucimiento, pero aún así sus pocos minutos de trabajo son admirables de nuevo.

El sabor que me dejó la película es contradictorio. Por una parte tengo que admitir que me gustó ver la película, que es muy agradable, que la historia es muy buena, que sales del cine con la sonrisa en la boca, que hay mucha ternura en la película… en fin, que es eso que toda la vida hemos conocido como “una película bonita”. Y ante eso, nada que objetar, si no fuera porque cuando lo piensas no puedes evitar concluir que quizá deberías salir del cine indignado y con el alma en un puño si la película hubiera tenido otro tono. Y que seguramente esta segunda lectura le daría más notoriedad al film.

Por otra parte, las historias personales tampoco calan. Las de los niños con el profesor, tienen un pase, aunque creo que tampoco llegan al punto de intensidad que podrían haber tenido. Pero sobre todo no cala para nada la relación de amor de Endel con la profesora. Algo que parece puesto ahí por obligación, pero que no pinta nada en la película y que podría haberse quitado sin que el resultado cambiara para nada. Totalmente irrelevante.

El tramo final de la película se centra en los desenlaces de las dos tramas más importantes de la película: el resultado de los niños en el campeonato de esgrima, y el destino del profesor ante su posible arresto. Desgraciadamente, ambos desenlaces son previsibles y convencionales. Las explicaciones finales sobre la realidad de los hechos y lo que sucedió después con el profesor y su club de esgrima, nos recuerdan que lo que hemos visto ocurrió de verdad.

“La clase de esgrima” es una película muy entretenida, interesante para dar luz a un pueblo maltratado por la historia como el estonio, habitualmente conquistado y sometido por casi todos sus pueblos vecinos, y en el que su convencional desarrollo no impide que se disfrute de una brillante realización cinematográfica. Muy potable, pero con ese regusto amargo de que podría haber sido mucho mejor.

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keizz
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