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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Thriller. Drama Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como ... [+]
1 de febrero de 2018
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con inevitable regusto a los Coen, Martin McDonagh dirige este peliculón que se construye a partir de dos pilares fundamentales: su magnífico guión y las espléndidas interpretaciones de sus protagonistas. McDonagh construye un relato en el que no hay buenos y malos. O más bien, diría que no hay buenos. Tanto la madre que busca justicia como la policía tienen parte de razón, no está claro a quién apoyar. Aunque las formas que emplean para defenderla hace que vayamos alternando la antipatía entre uno y otro bando.

La historia tiene poca gracia, y sin embargo McDonagh hace que el público se ría. Es una comedia negra, políticamente bastante incorrecta, que hace que te sientas mal al reírte pero que no puedas evitarlo. Aunque es inevitable recurrir a ciertos tópicos al ambientar la película en la llamada América profunda, la forma descarnada e irreverente en que se narra la historia termina derrumbando los estereotipos cinematográficos característicos de este tipo de historias rurales.

Conservadurismo, violencia, venganza, machismo, incultura, corrupción policial, McDonagh le dispara a todo sin silenciador. Con el corrosivo sentido del humor como único (y eficaz) bálsamo, y la confianza en que la inteligencia del espectador sepa interpretar lo que se esconde tras lo evidente, el desgarro que subyace tras cada pincelada de humor. Porque hay realidades tan tristes que sólo a través de la ironía podemos acercarnos a ellas.

McDonagh construye personajes tortuosos, y sabe transmitir el tormento interior de los mismos al espectador, a pesar de que lo envuelva en diálogos ocurrentes y situaciones desternillantes. Hay mucho dolor en esa madre, lo hay en los hijos, en los policías y en la mayoría de los principales protagonistas.

Es aquí donde McDonagh da el do de pecho: los personajes. La creación y sobre todo el desarrollo de los mismos. Además, la brillantez de sus diálogos permite que entremos más profundamente en el interior de todos ellos. A través de los personajes y sus diálogos se va tejiendo la trama, sin prisa pero siempre con solvencia, gracias a un guión formidable que nos permite entrar y vivir la historia sabiendo lo que sienten y cómo han llegado a esa situación todos los personajes sin necesidad de que nos lo cuenten de manera explícita.

Aparte del guión, lo más sobresaliente son las interpretaciones. Los tres principales protagonistas están sobresalientes. Frances McDormand lo borda en un personaje que le viene a medida de sus cualidades, interpretando a una encorajinada madre en busca de venganza (o justicia, según se mire). La actriz, da todo un recital interpretativo, haciéndonos reir pero al mismo tiempo transmitiendo rudeza, vulnerabilidad, ternura y dolor interior, todo en la misma película, y a veces en la misma escena. Y lo mejor es que lo hace sin alardes, con divina naturalidad.

A su lado, le dan réplica dos actores que mejoran cada vez que les veo. Sam Rockwell demuestra que está para cosas serias, y que nos dará gloriosos trabajos si sigue en esta línea. Su interpretación de Dixon, un policía al que conocemos por lo que cuentan de él otros personajes y que tiene tanta rabia interior como Mildred aunque por diferentes motivos, es toda una oda al oficio de actor. Por su parte, Woody Harrelson también está espléndido como sheriff honesto, aportando la sensatez y el equilibrio que hace que el pueblo y la película funcionen y tengan sentido, dando contrapunto a tanto odio enfermizo.

De todos modos, el personaje de Mildred es decisivo, porque es a partir de ella que se vertebra la historia, y es desde el punto de vista de ella como la vamos viendo. Incluso los personajes, los vemos más como los ve ella que como son en realidad. Así, los policías son unos inútiles, vagos y corruptos, la joven novia de su marido es tontita, el enano (magnífico una vez más Peter Dinklage) es penoso, y Dixon al principio es un auténtico hijo de puta que no quiere investigar la muerte de su hija, pero luego cuando se pone de su parte se transforma en una buena persona. Vemos la película, como ella quiere que la veamos.

Es obligatorio que recomiende esta película. Por supuesto que no es perfecta, y seguramente alguno dirá que le recuerda demasiado a los Coen o que está harto de tantas historias de paletos sureños, pero yo me lo pasé en grande y no puedo decir otra cosa. Y para rematar, hay canciones a-co-jo-nan-tes, que ponen la guinda a la cinta. Canciones de Townes Van Zant, de Monsters of Folk, o la maravillosa e inesperada “Walk away Renee”, terminan de completar esta gran experiencia cinematográfica.

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keizz
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