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España España · Madrid
Voto de keizz:
6
Drama. Acción China, finales del siglo VIII. Nie Yinniang regresa a casa de su familia tras años de exilio. Educada por una monja que la ha convertido en una experta en artes marciales, Yinniang es una auténtica justiciera cuyo objetivo es eliminar a los tiranos. Su maestra le encarga la misión de matar a su primo Tian Ji'an, gobernador disidente de la provincia militar de Weibo, con el que tuvo gran complicidad cuando ambos eran jóvenes. (FILMAFFINITY) [+]
26 de noviembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
China, siglo IX. Nie Yinniang (Shu Qi) regresa a casa de su familia tras años de exilio. Educada por una monja que le enseña las artes marciales, su maestra le encarga matar a su primo Tian Jian (Chang Chen), gobernador disidente de la provincia de Weibo.

Dirigida por Hou Hsiao-Hsien, “The assassin” es una película desconcertante. Estéticamente primorosa, resulta en cambio muy complicado meterse en la trama y entender lo que pasa. Tienes claro que te gusta lo que ves, pero realmente no sabes qué estás viendo ni por qué pasan las (pocas) cosas que pasan.

Todo lo que se diga sobre esta película a nivel estético se queda corto. A pesar del formato 4:3, que siempre resulta menos espectacular, la belleza de las imágenes deslumbra por completo, hasta el punto de llegar a abrumar al espectador. Uno no puede evitar centrarse tanto en lo visual que pierdes un poco de vista el contenido de las situaciones.

Extraordinaria dirección artística, soberbia la fotografía, espectacular el vestuario, maravillosos los escenarios naturales elegidos para las escenas. La película es un orgasmo para las retinas, pues la belleza extrema de las imágenes te cautivan, es puro arte visual. Como digo, es algo que hay que ver pues las palabras se quedan cortas.

El director taiwanés tiene a tus sentidos audiovisuales a pleno rendimiento durante toda la película, ya que al asombro visual se le añaden los matices de sonido. Hay muy pocos diálogos, los silencios presiden la mayoría de las escenas, y esta calma sonora se adorna con el sonido de un pájaro, o los grillos en el exterior, o unos timbales que se escuchan en la lejanía, que no se sabe bien de donde provienen pero que terminan de complementar unas escenas deliciosas sensorialmente.

Hay menos escenas de pelea de las que cabría esperar (cosa que agradezco) y están espectacularmente rodadas, parecen danzas perfectamente coreografiadas acompañadas de una exquisita música metálica de espadas chocantes. Y entre cada cruce de espadas, primeros planos sobrecogedores por su perfección de la asesina, con su rostro tan bello como inexpresivo. Por cierto, parece mentira que Shu Qi esté a punto de cumplir 40 años, definitivamente los chinos se oxidan menos.

El director tiene gusto por plantear la escena en un sitio diferente al que la cámara enfoca. Es una curiosidad que se repite varias veces en este film. Otra licencia narrativa es el uso de velos o cortinas finas que se mueven delante de la cámara y hacen que el plano sea nítido y al momento difuso. Para terminar de desconcertarnos, al final de la película hay un largo plano en el que unas cabras reposan tranquilamente en un prado, comiendo hierba. No se si era algo metafórico porque para entonces yo ya estaba totalmente desconectado de la trama, pero en todo caso es una escena curiosa y digna de ser recordada.

Lo malo es que tras tan abrumadora belleza formal, la narración es confusa y excesivamente contemplativa, desesperada quietud. El desarrollo argumental es demasiado denso y farragoso. Hablando en plata: que no te enteras de ná. Intrigas palaciegas confusas, lazos familiares complicados, nombres chinos difíciles de recordar, y demasiados silencios hace que la mente del espectador se pierda en admirar la belleza de lo que ve y se desconecte de lo que se narra.

Al final, salí del cine sin saber si me había gustado o no. Con la certeza de haber visto algo insólito, una cosa nueva, desconcertado con tanta sofisticación visual y sin saber realmente qué historia acababa de presenciar. Sabía que había disfrutado, pero no podía contar la película porque no sabía realmente qué es lo que había visto. Por lo tanto, no esperéis gran cosa de esta crónica que ya termina.

Formalmente sublime, narrativamente plomiza, “The Assassin” es una película que deseo volver a ver, que necesito volver a ver, para intentar descrifrar todo aquello que se quedó fuera de mi alcance, perdido entre tanta belleza. Entonces podré saber si la película es una obra maestra que no se puede abarcar en un sólo visionado, o si no hay nada escondido detrás de tanta exquisitez formal.

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keizz
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