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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Drama Charlie (Logan Lerman), un joven tímido y marginado, escribe una serie de cartas a una persona sin identificar en las que aborda asuntos como la amistad, los conflictos familiares, las primeras citas, el sexo o las drogas. El protagonista tendrá que afrontar dificultades, al tiempo que lucha por encontrar un grupo de personas con las que pueda encajar y sentirse a gusto. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Las ventajas de ser un marginado” cuenta la historia de un chico de 16 años que llega de novato a un instituto en 1991. Se trata de un chico introvertido, que quiere ser escritor, poco sociable, que prefiere ver la vida desde cierta distancia, y que tiene buenos motivos para ser así. Unos los cuenta él mismo al principio, otros los vamos descubriendo durante la película y el más fuerte lo vemos en la parte final. Este muchacho tiene que afrontar la problemática de la adolescencia, las dificultades de llegar nuevo a un Instituto siendo introvertido, y su dificultad por encontrar un grupo de amigos en el que se sienta cómodo, aceptado, en definitiva, por encontrar su lugar.

Esta es una película sobre adolescentes, pero no para adolescentes. O eso me ha parecido. Creo que gustará mucho más a los que fueron adolescentes hace 25 años que a los que lo son ahora. Ciertamente tiene muchos clichés de las típicas películas de este estilo, aparece la habitual fauna de los institutos (americanos, claro) y algunos acontecimientos se vuelven previsibles, pero a pesar de ello, la película trasciende de todo ello y se alza a un nivel superior. Durante los primeros 15-20 minutos la ves caminando y dudas sobre si va a tomar el camino del telefilme de chicos inadaptados de domingo por la tarde o va a tomar el camino de las películas de verdad; afortunadamente no tardas mucho en ver que aquí hay sustancia y que la película va por donde tiene que ir.

Creo que una de las cosas más valorables de esta película es precisamente que no huye de los tópicos, se atreve con ellos, los usa como punto de partida de la fascinante historia, y a partir de ahí construye una narración auténtica, honesta y, a mi juicio, muy interesante. Y aquí tengo que decir, antes de que se me olvide, que Stephen Chbosky es el director y guionista de esta película, que a su vez es una adaptación de una novela escrita por el propio Chbosky. O sea, que no puede ser más personal.

El trío protagonista lo componen Logan Lerman (Charlie), Ezra Miller (Patrick) y Emma Watson (Sam), y hay que decir que están brillantes los tres. Especialmente Ezra Miller, realmente sobresaliente su trabajo. Y también quiero destacar la música, imprescindible para el buen funcionamiento de la película, pero de esto hablaré al final, porque merece un capítulo aparte.

La película, como dije antes, tiene sustancia. Y habla de muchas cosas. El argumento es el que es, y parece simple e inocuo, pero en la película se tocan mucho temas, muchísimos, tantos que parece mentira que se puedan colar tantas cosas, tantos matices, en una película, especialmente con este envoltorio. Veamos, se habla de problemas generacionales, de violencia, de problemas familiares, de enfermedades mentales, de problemas psicológicos, de amor, de amistad, de violencia de género, de sentimientos de culpa, de soledad, de homosexualidad, de problemas de timidez, de relaciones entre profesores y alumnos, en fin, de un montón de cosas. Claro, sin profundizar mucho, pero toca tantos temas y hay tanta relación entre unas cosas y otras, que estamos ante una de esas obras que no pasan por nuestro cerebro como un simple entretenimiento sino que penetran y dejan parte de sí en nosotros.

Y es que uno se siente identificado con algunas cosas, y no puede evitar la sempiterna nostalgia. A pesar de escenas manifiestamente mejorables como aquella en la que van los tres en el coche atravesando un túnel y de repente suena “Heroes”, de Bowie, y alucinan con la canción, y la chica se pone de pie en el descapotable. Eso ya lo habíamos visto en “Titanic”, seguro que había otra manera de hacerlo. Pero aún así no queda mal, y sin duda se hace creíble al protagonista mirando a la chica fascinado y pensando que seguramente el futuro les deparará cosas que en ese momento no quieren, pero que en ese preciso instante, mirándola, escuchando la canción, se siente eterno. Y ¿como no sentirse identificado con eso? ¿Como no sentir nostalgia? ¿Quien no se ha sentido eterno, perenne, inmortal? ¿Quien no se ha sentido invencible? Todos hemos tenido momentos mágicos en los que hemos tocado el cielo con los dedos y nos hemos sentido como si pudiéramos coger el mundo y metérnoslo en el bolsillo. Y qué bonito es recordarlo.

Por eso decía que me parece muy logrado convertir tópicos en buenos momentos. Otra parecida es ésta: El está loca e irremediablemente enamorado de la chica. Con esa pureza con la que solo te enamoras una vez. Pero claro, llegan los tópicos. Ella tiene novio. Y, por supuesto, el novio es un gilipollas. No solo eso, el novio de su hermana también es gilipollas. Por definición, los novios de las mujeres que te importan suelen ser gilipollas siempre. Por lo tanto, en este caso el tópico viene a cuento, porque es así, hay que poner al novio como un gilipollas porque es así como va a verlo el protagonista, no hay otra opción. Y cuando el chico pregunta porqué tanto su amiga como su hermana tienen novios así, cuando está tan claro que ellas valen mucho más, la respuesta es que: “las personas aceptamos el amor que creemos merecer”. Y me quedo con la frase, que es la frase de la película, porque no puedo estar más de acuerdo.

En fin, termino, que me está quedando esto deslavazado y caótico. Mejor que la veáis y que cada uno saque sus conclusiones. Lo que sí garantizo es que son 100 minutos que pasan volando y que la película es, como mínimo, muy entretenida, llena de fuerza, honesta y emocionante.

http://keizzine.wordpress.com/
keizz
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