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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Documental La verdadera e inspiradora historia de un grupo de amigos de un club de hombres, que decidieron tomar parte en la élite del "deporte de los reyes" y criar y entrenar a un caballo de carreras. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un pequeño pueblo minero de Gales afectado por la crisis, un grupo de amigos con perspectivas de futuro poco alentadoras deciden reunir dinero para criar un joven y poco prometedor caballo de carreras. Contra todo pronóstico, el caballo empieza a ganar carreras y todo el pueblo vibra al ver que su caballo es capaz de competir de tú a tú con los mejores caballos de la alta sociedad británica.

Emotivo documental escrito y dirigido por Louise Osmond que cuenta la increíble historia de “Dream Alliance”, un caballo criado en un solar, sin las mínimas condiciones necesarias para su desarrollo, hijo de una yegua que jamás ganó una carrera, y por el que todo un modesto pueblo de Gales apuesta el poco dinero que tienen convirtiéndose así en lo que da sentido a sus humildes vidas.

Por supuesto, el documental está basado en hechos reales, y alterna entrevistas con la gente del pueblo y los propietarios del caballo, con imágenes reales del mismo. Está narrado con maestría de modo que el espectador se mete de lleno en la historia, hasta el punto de que uno llega a sentir que el caballo también te pertenece de alguna manera. La historia es épica y conmovedora, y te mantiene los noventa minutos que dura absolutamente metido en ella.

Todo empieza cuando Jan Vokes, una modesta camarera y limpiadora de un supermercado, escucha una conversación sobre caballos de carreras. Se interesa por el tema y empieza a obsesionarse con criar uno. Convence a su marido, y juntos encuentran una yegua muy barata, que había participado en algunas carreras y casi siempre había quedado última. Les pedían mil libras por ella, pero consiguen comprarla por 300.

Buscan un semental, y la yegua da a luz un potrillo. Para criarlo, buscan la ayuda económica del resto del pueblo, y así logran que 23 personas aporten 10 libras a la semana para la crianza del animal, siendo todos ellos copropietarios del mismo, a quien bautizan como “Dream Alliance”. A pesar de las precarias condiciones en que vive el caballo y los desalentadores antecedentes de las carreras de su madre, le buscan un entrenador bastante caro, para ver si son capaces de convertirlo en un buen caballo de carreras.

A partir de ahí, la historia transita por apasionantes cauces, subiendo al cielo y bajando al infierno, con giros de trama completamente inesperados que hacen que el espectador no se apee del caballo en toda la película, y que llegue a emocionarse en determinados pasajes.

No importa que no entiendas nada de caballos, ni de las carreras. La película te enseña lo necesario para disfrutarla. Para que veamos la dimensión de lo conseguido por estos aldeanos, nos muestra como algunos jeques llegan a pagar más de un millón de libras por un prometedor caballo al que luego entrenan con los mejores medios que existen, y finalmente no consiguen ganar carreras. En deporte, dos más dos no siempre son cuatro. El talento innato a menudo triunfa sobre el que trabaja con los mejores medios a su alcance, incluso cuando se trata de animales.

La hípica siempre ha sido un deporte de nobles, de gente de alta sociedad. Y concretamente en Gran Bretaña las clases sociales siempre han estado especialmente diferenciadas. No es en absoluto normal que un “plebeyo” pueda codearse con un noble, que generalmente tienen su propio ámbito, sus exclusivos clubs. Por eso, más allá de ganar o perder carreras, el verdadero triunfo es que estos 23 humildes habitantes de un pueblo de los valles mineros galeses fueran capaces de tutearse con la aristocracia británica a través de su caballo. Todo un sueño.

Son espectaculares los planos del bello y elegante caballo, especialmente impresionantes los primeros planos de los ojos. Esos ojos negrísimos, enormes y que transmiten (o me transmitieron a mi) un punto de tristeza. Irresisitible ese primerísimo plano, cuando toda la pantalla se llena de ojo de caballo. Y esos valles mineros galeses, con ese verde espectacular y los caballos corriendo, una maravilla.

Toda una sorpresa positiva este documental. Muy disfrutable. Una historia magnífica (con el añadido de que es real) y altamente emotiva que no decae en ningún momento de su poco extenso metraje, con unos personajes de los que te terminas encariñando inevitablemente, especialmente con ese caballo con calcetines blancos que hizo que unos modestos pueblerinos tocaran la gloria. Vale mucho la pena verlo.

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keizz
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