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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Drama. Romance A sus 43 años, Fúsi es un inadaptado, con sobrepeso, que nunca tuvo novia y cuyo único interés son las batallas de la Segunda Guerra Mundial, que reproduce en miniatura en el apartamento en el que vive con su madre. Un día recibe un cupón para acudir a una escuela de baile, donde conoce a Sjöfn, una mujer solitaria, como él, y con profundas heridas psicológicas. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2016
34 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fusi (Gunnar Jonsson) es un cuarentón que vive con su madre. Trabaja en el aeropuerto, donde es objeto de las bromas de sus compañeros. Fuera del trabajo, pasa el tiempo jugando con coches teledirigidos o recreando batallas de la Segunda Guerra Mundial con maquetas. Dado que nunca ha salido con ninguna chica, para su cumpleaños su madre le regala un bono para unas clases de baile. Allí conoce a Sjöfn (Ilmur Kristjansdottir), una mujer dinámica, inestable y solitaria como él.

Dirigida por el islandés Dagur Kari, “Corazón gigante” es una película sencilla e intimista que indaga en los descubrimientos personales de un alma ingenua. Es lo que sería una película sobre adolescentes, con la diferencia de que aquí el adolescente tiene más de cuarenta años. A pesar de ello, se produce una empatía casi inmediata entre el personaje de Fusi y los espectadores. Tal vez porque, a una u otra edad, todos hemos sentido alguna vez los miedos e inseguridades que siente Fusi ante todo lo que se encuentra fuera de su mundo interior.

Fusi es un niño. Un niño dentro de un corpachón que parece una montaña. Un niño de cuarenta y tres años, pero un niño al fin. Los demás niños le reconocen como niño, y quieren jugar con él. Pero los adultos le ven como a un adulto pervertido, o loco, o las dos cosas. Pero siendo niño, no tiene la crueldad típica de los niños. El es bueno, servicial, le gusta ayudar, no guarda rencor a sus compañeros que se burlan de él. No intenta nunca vengarse de quienes le humillan por ser tan gordo, o tan pusilánime.

No es nuevo en el cine el tema del hombre con problemas para relacionarse con los demás por su aspecto físico. Aquí además, añadido a su falta de madurez. Pero Kari trata el tema de un modo poco convencional. Uno se espera la típica historia de crecimiento personal en la que el tonto al final es listo, en la que el bueno tiene su recompensa y los malos su castigo. Y no, esta es una sencilla historia de descubrimiento de la vida, de asomar la cabeza fuera del mundo individual de Fusi.

Toda la pelicula orbita en torno al excepcional trabajo de Gunnar Jonsson, que compone con maestría un personaje entrañable, del que toda la sala se queda prendado. Cualquiera que vea la película no dudaría en llevarse a Fusi a su casa y adoptarlo. A todos nos gusta tener al lado a alguien como Fusi, que rezuma ingenuidad, nobleza, lealtad, honestidad, “un ser humano maravilloso” como le define Sjöfn en un momento del film.

Me gustó mucho la película. Es una obra que tiene grandes contradicciones que me gustan. Por ejemplo, no queda muy claro si es un drama o una comedia, ya que tiene buenas dosis de ambas cosas. Igual de contradictorio es el propio personaje central, con pinta de ogro por fuera, pero tierno y delicado por dentro. También resulta contradictorio que los niños quieran a Fusi porque le sienten como uno de ellos, mientras que los adultos le desprecien y piensen que es un pederasta por el simple hecho de jugar con niños. Asimismo, me pareció fascinante el hecho de que conocer a Sjöfn, que es una persona claramente inestable, sirviera para que Fusi encontrara la estabilidad en su propia vida. A menudo no hay nada más coherente que lo contradictorio.

Bajo esa gran capa de tejido adiposo que cubre el mastodóntico cuerpo de Fusi se esconde una persona asustada, inestable, alguien que no se encuentra cómodo en la vida, desorientado en un mundo hostil, que no comprende, que recela de su descomunal tamaño y hasta de su bondad. Fusi sólo encuentra seguridad en su habitación, con sus soldaditos, con sus escasos amigos (un tipo de su edad, también fanático de las maquetas bélicas) y una niña de ocho años. Por eso, no es extraño que, cuando Fusi por fin se enamora, su generosa entrega total se haga creíble, a pesar del injusto trato que recibe por parte de su desequilibrada amada.

La soledad debe ser un tema recurrente en el cine islandés. Un país aislado por su situación geográfica y por su inexorable clima, no podía dar otra cosa que personas solitarias. Pero aquí no se trata tanto de una soledad física sino emocional. Fusi y Sjöfn no están solos, ambos trabajan y conocen gente. Es más bien una soledad interior, ambos se refugian en sí mismos como defensa del mundo exterior. Fusi no sabe comunicarse con los demás, mientras que a Sjöfn se le adivina que se ha comunicado demasiado y no tiene más ganas de hacerlo.

Dagur Kari demuestra una gran habilidad para crear una película en la que combina perfectamente el costumbrismo de la vida en Islandia con los detalles artísticos, creando un personaje que es una historia en sí mismo. Hace que no necesitemos conocer el pasado de los personajes para entenderlos, le basta con mostrarnos su comportamiento para hacer que les conozcamos. Y sobre todo es capaz de no tirar hacia el drama retorcido o el romanticismo simplón, apostando por una historia creíble, sostenida por una narración repleta de sensibilidad.

“Corazón gigante” desprende ternura en cada fotograma, pero a pesar de su tono triste, es una película increíblemente agradable de ver, que nos reconforta a pesar de la gelidez de su paisaje y que nos llega muy dentro. La tímida sonrisa de Fusi en la última escena de la película es la misma con la que todos salimos del cine cuando esta magnífica película termina.

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keizz
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