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China China · Qingoco
Voto de Txarly:
9
Western. Drama En 1882, en Nuevo México, el sheriff Virgil Cole (Ed Harris) y su socio Everett Hitch (Viggo Mortensen) reciben el encargo de pacificar Appaloosa, una ciudad sin ley que vive de las minas y que está dominada por Randall Bragg (Jeremy Irons), un despiadado y poderoso ranchero. Pero la llegada de Allison French (Renée Zellweger), una atractiva viuda, amenaza con destruir la larga amistad entre Virgil y Everett. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2008
136 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cual es la palabra que estoy buscando, cual...? La palabra que estoy buscando es brillante.

Ed Harris recupera la compostura del género de géneros huyendo del nuevo western, obtuso y a menudo sobrevalorado, y aunque no dogmatiza resuelve instintivamente los hechos que aquí acontecen, aportando su grano de arena que en algunos instantes se asemeja a un peñón. Por tanto, sería un error hablar aquí de más de lo mismo. Los personajes, dibujados secamente, vibran con sus acciones y no son la comparsa de ningún guión. Son vitales, están vivos y trasladan fácilmente al espectador sus emociones. Por otro lado, el tratamiento de los giros y la consecución de éstos agranda más si cabe los minutos pasados delante de la gran pantalla. Los guiños (que los hay) ni molestan ni sobran y Appaloosa por sí misma nos relata una bella historia en la que todos los ¿"tópicos"? del cine de vaqueros cobran una vida distinta, refrescante, embriagadora... narrando en imágenes una fuerza y una vitalidad de la que disfruta por todos y cada uno de los que se han embarcado en este viaje se han obstinado en otorgarle. Ya durante el primer minuto de la película el cine se quedó mudo, y conseguirlo filmando un western en el 2008 sigue siendo una genialidad.

La química entre Viggo Mortensen y Ed Harris es absoluta. Lo ayuda la inteligente habilidad del director para compartir un único plano con su amigo durante la mayor parte de la obra. Miradas infinitas llenas de calor. Renée Zellweger encarna la frescura y lo voluble, contrastando de manera abierta y sin disimulos con la torpeza y el rigor de sus acompañantes. Cuando un western no pierde la identidad y además añade con habilidad trazas de suspense y humor... te hace disfrutar. Y cuando el malo es un cínico y se llama Jeremy Irons nada de lo que pueda ocurrir te importará porque estarás servido por ambos bandos.

Los duelos, los amaneceres, las sillas, los sombreros (benditos sombreros), los indios, el final... son obra y gracia del señor Ed Harris, un hombre con la inteligencia suficiente para no estafar al espectador y no defraudar a los que nos lo pasamos pipa cuando el western se viste de lo que realmente es, es decir, de un espectáculo llamado Cine. Argumentar sobre tópicos en esta película es ignorar los caminos que antes que Ed, tomaron muchas celebridades para aupar este género al más alto rango cinematográfico. No se la pierdan; sus diálogos, su ritmo y su pasión merecen mucho la pena. Palabra de honor.

...sí western, hace mucho tiempo que nos conocemos, y hoy has saldado la cuenta que tenías pendiente. Gracias.
Txarly
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