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China China · Qingoco
Voto de Txarly:
10
Terror Jack Torrance se traslada con su mujer y su hijo de siete años al impresionante hotel Overlook, en Colorado, para encargarse del mantenimiento de las instalaciones durante la temporada invernal, época en la que permanece cerrado y aislado por la nieve. Su objetivo es encontrar paz y sosiego para escribir una novela. Sin embargo, poco después de su llegada al hotel, al mismo tiempo que Jack empieza a padecer inquietantes trastornos de ... [+]
24 de diciembre de 2008
413 de 478 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Resplandor dejó la marca ineludible del maestro de todos los géneros en la bandeja de entrada del cine de terror. Hasta aquel día, las películas de esta noble familia poseían dos características inherentes a ella: los golpes de efecto y la penumbra. Con El Resplandor, Kubrick finiquitó el género y lo llevó un paso hacia adelante.

No buscó la empatía del público ante la adversidad existencial de Jack, sino que antepuso el obvio recurso de la novela de St. King para cocinar un aumento paulatino de la tensión distanciando emocionalmente al espectador de los actos del gran Nicholson. Ese fue uno de sus mayores aciertos. El segundo, y que pone título a esta crítica, fue la revolución que supuso acojonar al respetable con más voltios de luz que un concierto de los Village People. Fue una agradable sorpresa comprobar en carnes como un lunático golpeando una pelota contra una pared daba más miedo que cualquier zombie salido de ultratumba. La luz nos mostró una mente perturbada con la misma precisión que el bisturí de un cirujano. Y el sonido nos aterró: las ruedas de un triciclo sobre madera y moqueta, el golpeteo de la pelota contra suelo y pared, las teclas de la máquina de escribir incluso, cómo no comentarlo, la voz doblada de la gran Verónica Forqué chirriando de manera sublime con cada aparición en pantalla.

¿Qué produce más temor? Escuchar repiquetear contra la pared o contra unas teclas los golpes solitarios de un psicópata in crescendo minuto a minuto... o contemplar a un malote entre tinieblas y vestido de negro con un gancho en la mano? Personalmente me acojona el doble lo primero, ya que me acerca a su realidad de manera nítida y brillante.

Nadie ha conseguido retratar mejor los "laberintos" de la mente humana como Kubrick en esta extraña película bañada de luz y arropada por su sonido, amén de regalarnos proezas técnicas como ese travelling a ras de suelo que ha pasado por mérito propio a encabezar una de las mejores secuencias del cine de todos los tiempos.

OBRA MAESTRA

"Danny, existen lugares que son como las personas, unos resplandecen, y otros no."
Txarly
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