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Voto de Txarly:
7
7,9
3.314
25 de marzo de 2006
42 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Robert Wiene había firmado tres años antes la famosa El gabinete del dr. Caligari, considerada por los críticos cumbre del expresionismo alemán. Siguiéndo esa línea Fritz Lang rodó El doctor Mabuse con la intención de ser fiel reflejo de su pensamiento hacia la República de Weimar.
Mabuse es un ilusionista, un telépata, un embaucador, un jugador, un asesino, un terrorista, un enfermo. Y dependiendo del día que toque también es un transformista: reputado psiquiatra, director de hotel, miembro de la nobleza, tahur... A día de hoy no pasaría de ser un pelagatos que te sacaría la pasta por leerte las líneas de la mano y con menos peligro que la delantera del Alcoyano.
La atmósfera de los años 20 tenía una predisposición por la sugestión, el espiritísmo y las emociones fuertes. Terminada la guerra la gente de buena alcurnia optó por el desenfreno. Y el dr. Mabuse es una especie de Lucifer que quiere acabar con todos ellos. Sus subordinados le temen por creerle una encarnación del mal. Al final es el aburrido bien quien se impone tras casi tres horas de película.
Dividida en dos partes, en la primera la banda sonora es más alegre y rítmica. En la segunda se nos prepara para el triste final del puto loco en que se convierte Mabuse. A veces puede resultar algo pesada pero tiene momentos de gran interés. Buena.
Mabuse es un ilusionista, un telépata, un embaucador, un jugador, un asesino, un terrorista, un enfermo. Y dependiendo del día que toque también es un transformista: reputado psiquiatra, director de hotel, miembro de la nobleza, tahur... A día de hoy no pasaría de ser un pelagatos que te sacaría la pasta por leerte las líneas de la mano y con menos peligro que la delantera del Alcoyano.
La atmósfera de los años 20 tenía una predisposición por la sugestión, el espiritísmo y las emociones fuertes. Terminada la guerra la gente de buena alcurnia optó por el desenfreno. Y el dr. Mabuse es una especie de Lucifer que quiere acabar con todos ellos. Sus subordinados le temen por creerle una encarnación del mal. Al final es el aburrido bien quien se impone tras casi tres horas de película.
Dividida en dos partes, en la primera la banda sonora es más alegre y rítmica. En la segunda se nos prepara para el triste final del puto loco en que se convierte Mabuse. A veces puede resultar algo pesada pero tiene momentos de gran interés. Buena.