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Voto de AtomS8:
2
5,7
20.466
Fantástico. Aventuras. Thriller
Cumpliendo con su amenaza, Grindelwald escapa de su custodia y ha comenzado a reunir seguidores, la mayoría de los cuales no sospechan sus verdaderas intenciones: alzar a los magos purasangre para reinar sobre todas las criaturas no mágicas. En un esfuerzo por frustrar los planes de Grindelwald, Albus Dumbledore (Jude Law) recluta a su antiguo estudiante Newt Scamander, quien accede a prestar su ayuda, sin conocer los peligros que ... [+]
17 de noviembre de 2018
239 de 293 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Uníos a mí... o morid". Gellert Grindelwald.
Cuando uno se aproxima a una de las películas de Harry Potter, y por añadidura, de Animales fantásticos, va bastante tranquilo, porque sabe que hay unos estándares de calidad que el universo de J.K. Rowling ha cumplido hasta el momento. Resulta, por tanto, bastante sorprendente, que ese nivel de calidad no sólo no se haya alcanzado, sino que nos encontramos ante la peor de las ya 10 películas ambientadas en ese mundo, y con una diferencia muy considerable.
Creo que lo más sangrante de todo es ver como Rowling, que debería haberse quedado en la escritura de novelas, donde claramente se mueve mejor, construye un guión que avanza a trompicones, que modifica personajes de manera abrupta y que alarga la trama durante unas innecesariamente largas dos horas y veinte de película. No contenta con eso, da la impresión de ser una niña que juega con una caja de muñecos, a los que mueve y altera a su antojo.
Igual cuando llegó a las librerías Harry Potter y el legado maldito, la obra de teatro que continuaba la historia del mago protagonista, deberíamos haber visto que era aquí donde íbamos a acabar, porque cometía exactamente los mismos fallos.
Si digo que esto en particular es lo más sangrante es porque hay cosas que sí funcionan:
Los actores lo hacen muy bien en su mayoría: Eddie Redmayne está estupendo como Newt, Jude Law levanta un Dumbledore del que tristemente sabremos bien poco al acabar la proyección y Johnny Depp compone a un Grindelwald interesante, quizá el personaje más desarrollado de la película (o quizás el único desarrollado de la película).
Los efectos especiales son espectaculares, al menos ese nivel sí roza el techo de lo que se ha visto hasta ahora en la saga, con algunas criaturas que realmente parece que estén ahí.
No puedo incluir como bueno, o no totalmente, la labor de David Yates como director, quien hace tiempo que se apropió de la saga (con La Orden del Fénix) en un movimiento que me entristece, porque perdemos la posibilidad de ver a diferentes directores con el material.
En este caso, Yates cumple, pero no consigue imprimir ningún ritmo a este despropósito, a pesar de componer algunas escenas de acción (la inicial y la final) que resultan verdaderamente espectaculares.
Por otro lado, entre sus fallos se encuentra la tendencia a una mayor oscuridad visual, incluso en escenas a plena luz del día. Entiendo que se quiera introducir al espectador en una película más seria, pero da la impresión de que hayan pasado un filtro para oscurecer todas las escenas, lo que queda un poco raro, sobre todo cuando se compara con la primera entrega.
Sin embargo, resulta aún más molesto resaltar los puntos positivos, porque el punto negativo, la guionista, no permite brillar a nada de lo que he dicho previamente.
Su guión se construye sobre coincidencias y acciones de los personajes gratuitas, algunas tan aberrantes que dejan al espectador confundido. No contenta con eso, la autora construye la película en torno a un MacGuffin muy, muy abstracto (la identidad desconocida de uno de los personajes), que no tiene razón de ser, porque podría haber sido revelado en los primeros compases de la película y lo habríamos sentido como mucho más orgánico. Es simplemente que los personajes no quieren revelarlo o siquiera explicar cuáles son sus sospechas, sin ningún motivo, lo que resulta enormemente frustrante.
Eso sin contar con que el susodicho MacGuffin es probablemente el movimiento más absurdo y poco justificado de la autora. Es ese preciso instante en que el espectador se da cuenta de que nada de esto estaba preparado, que va improvisando sobre la marcha y que introduce personajes donde nunca hubo un hueco preparado para que existieran.
Si ya desde los primeros momentos de la película (una perturbadora escena que involucra un encantamiento amoroso) me sentía a disgusto con muchas de las decisiones tomadas, la resolución a esta trama terminó con todas mis esperanzas respecto a esta película.
Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald es una mala película. Fracasa en todo lo que se propone debido a una autora que, desde que finalizó la saga original de Harry Potter, ha decidido alterar cosas a su libre albedrío. El guión divaga en personajes y situaciones que no presentan atractivo, hay momentos de verdadera confusión, los personajes no se desarrollan, cometen acciones irracionales que el espectador debe entender como normales o llegan a traicionar lo que eran de manera absurda y lo poco bueno que tiene se viene abajo considerando las largas, muy largas, incluso por momentos aburridas, dos horas y veinte de metraje.
Es una verdadera lástima que, con los buenos momentos que nos había dejado hasta ahora, se haya convertido en una manera de sacar dinero a los espectadores de malas formas.
Cuando uno se aproxima a una de las películas de Harry Potter, y por añadidura, de Animales fantásticos, va bastante tranquilo, porque sabe que hay unos estándares de calidad que el universo de J.K. Rowling ha cumplido hasta el momento. Resulta, por tanto, bastante sorprendente, que ese nivel de calidad no sólo no se haya alcanzado, sino que nos encontramos ante la peor de las ya 10 películas ambientadas en ese mundo, y con una diferencia muy considerable.
Creo que lo más sangrante de todo es ver como Rowling, que debería haberse quedado en la escritura de novelas, donde claramente se mueve mejor, construye un guión que avanza a trompicones, que modifica personajes de manera abrupta y que alarga la trama durante unas innecesariamente largas dos horas y veinte de película. No contenta con eso, da la impresión de ser una niña que juega con una caja de muñecos, a los que mueve y altera a su antojo.
Igual cuando llegó a las librerías Harry Potter y el legado maldito, la obra de teatro que continuaba la historia del mago protagonista, deberíamos haber visto que era aquí donde íbamos a acabar, porque cometía exactamente los mismos fallos.
Si digo que esto en particular es lo más sangrante es porque hay cosas que sí funcionan:
Los actores lo hacen muy bien en su mayoría: Eddie Redmayne está estupendo como Newt, Jude Law levanta un Dumbledore del que tristemente sabremos bien poco al acabar la proyección y Johnny Depp compone a un Grindelwald interesante, quizá el personaje más desarrollado de la película (o quizás el único desarrollado de la película).
Los efectos especiales son espectaculares, al menos ese nivel sí roza el techo de lo que se ha visto hasta ahora en la saga, con algunas criaturas que realmente parece que estén ahí.
No puedo incluir como bueno, o no totalmente, la labor de David Yates como director, quien hace tiempo que se apropió de la saga (con La Orden del Fénix) en un movimiento que me entristece, porque perdemos la posibilidad de ver a diferentes directores con el material.
En este caso, Yates cumple, pero no consigue imprimir ningún ritmo a este despropósito, a pesar de componer algunas escenas de acción (la inicial y la final) que resultan verdaderamente espectaculares.
Por otro lado, entre sus fallos se encuentra la tendencia a una mayor oscuridad visual, incluso en escenas a plena luz del día. Entiendo que se quiera introducir al espectador en una película más seria, pero da la impresión de que hayan pasado un filtro para oscurecer todas las escenas, lo que queda un poco raro, sobre todo cuando se compara con la primera entrega.
Sin embargo, resulta aún más molesto resaltar los puntos positivos, porque el punto negativo, la guionista, no permite brillar a nada de lo que he dicho previamente.
Su guión se construye sobre coincidencias y acciones de los personajes gratuitas, algunas tan aberrantes que dejan al espectador confundido. No contenta con eso, la autora construye la película en torno a un MacGuffin muy, muy abstracto (la identidad desconocida de uno de los personajes), que no tiene razón de ser, porque podría haber sido revelado en los primeros compases de la película y lo habríamos sentido como mucho más orgánico. Es simplemente que los personajes no quieren revelarlo o siquiera explicar cuáles son sus sospechas, sin ningún motivo, lo que resulta enormemente frustrante.
Eso sin contar con que el susodicho MacGuffin es probablemente el movimiento más absurdo y poco justificado de la autora. Es ese preciso instante en que el espectador se da cuenta de que nada de esto estaba preparado, que va improvisando sobre la marcha y que introduce personajes donde nunca hubo un hueco preparado para que existieran.
Si ya desde los primeros momentos de la película (una perturbadora escena que involucra un encantamiento amoroso) me sentía a disgusto con muchas de las decisiones tomadas, la resolución a esta trama terminó con todas mis esperanzas respecto a esta película.
Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald es una mala película. Fracasa en todo lo que se propone debido a una autora que, desde que finalizó la saga original de Harry Potter, ha decidido alterar cosas a su libre albedrío. El guión divaga en personajes y situaciones que no presentan atractivo, hay momentos de verdadera confusión, los personajes no se desarrollan, cometen acciones irracionales que el espectador debe entender como normales o llegan a traicionar lo que eran de manera absurda y lo poco bueno que tiene se viene abajo considerando las largas, muy largas, incluso por momentos aburridas, dos horas y veinte de metraje.
Es una verdadera lástima que, con los buenos momentos que nos había dejado hasta ahora, se haya convertido en una manera de sacar dinero a los espectadores de malas formas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aquí desgrano algunos de los "fantásticos" detalles del guión con los que Rowling nos ilustra:
- El personaje de Queenie tiene a Kowalski embrujado bajo un encantamiento amoroso. La escena parece planteada de manera casi humorística y mí me llegó de un modo muy distinto. ¿Cómo un personaje que en la primera entrega parecía genuínamente enamorado puede querer someter a su pareja de semejante modo? Incluso el propio Kowalski le pregunta si pensaba despertarlo cuando tuvieran cinco hijos. Resulta muy ajeno a lo que era Queenie en la primera película.
Por supuesto, esto se hace así para que entendamos el cambio que se produce en ella para unirse más adelante a Grindelwald, pero ni esta escena ni ninguna de las demás con ella lo justifican correctamente. ¿Cómo un personaje que lee lo pensamientos es incapaz de ver que el villano la está engañando? Cabría la posibilidad de que estuviera embrujada por el propio Grindelwald, incluso resultaría interesante, pero la película nunca llega a sugerir esto y es evidente que en la primera escena no lo está.
- Supongamos que quitamos por completo a Nagini del relato, sin más. No cambia nada en absoluto.
- La relación entre los hermanos Scammander está mal construida, no entendemos por qué a veces se llevan bien y a veces mal y su reconciliación, por llamarla de algún modo, solo viene debido a la muerte de Leta segundos antes. Resulta muy abrupto.
- Dumbledore es homosexual porque dice que él y Grindelwald eran "más que hermanos"... Y ya.
Es divertido porque durante la mayor parte de la película uno piensa que "no puede enfrentarse a él" precisamente como alusión a su posible relación, pero no, es por un pacto de sangre, similar a aquello del juramento inquebrantable de la saga original, salvo que igual se puede romper, por lo que ese trasfondo de su homosexualidad, no llega a verse nunca.
Esto fue un añadido de Rowling posterior a los libros, así que no es de extrañar que las cosas no encajen, porque nunca estuvieron preparadas para esa revelación.
- Hay un personaje, Yusuf, que sólo quiere matar a un bebé. Toda la película, eso es lo que quiere, por vengarse del hombre que violó a su madre. Digo yo que podría matar a ese hombre, pero no, mejor al bebé, que no sólo ya es mayor, sino que no tiene culpa de dónde fue a nacer o de que su padre lo apreciara.
- La profesora McGonagall, que siempre se vio en la saga Harry Potter como severa, pero con un lado maternal con sus alumnos, aparece aquí como una joven profesora que persigue enloquecida a sus alumnos para castigarlos.
- Todo el flashback del barco es increíble: los bebés Dumbledore y Lestrange a un camarote de distancia sin ningún motivo.
No contenta con esto, Rowling, en su infinita sabiduría, decide que la acción normal de una niña de 10 años con su hermano que llora es cambiarlo de cuna para que le llore a otro y llevarse al bebé que no llora con ella para estar tranquila. El barco se hunde (como no) y la niña en todo ese rato decide no decirle a nadie que su verdadero hermano no es el bebé que ella lleva, hasta que obviamente es demasiado tarde.
Toda la película está levantada en torno a esta revelación, y a la del propio bebé Dumbledore, y siendo ambas tan nefastas y tan mal construidas, normal que quede como queda.
- El personaje de Credence resulta ser Aurelius Dumbledore, un hermano tan secreto que ni en siete libros, una obra de teatro y ocho películas de la saga original, en las que el mago Albus era un personaje esencial, hay referencia. Es un personaje que no tiene más razón de ser que la de crear una trama aquí, aunque eso deje muchas cosas inconexas en el resto de películas y libros.
- Credence consigue cruzar el fuego azul que quema a todos los que no están seguros de querer ir con Grindelwald pero luego Queenie revela a Grindelwald que el chico "no está seguro aún"... En fin, si aquí la coherencia interna nos da igual.
- El personaje de Queenie tiene a Kowalski embrujado bajo un encantamiento amoroso. La escena parece planteada de manera casi humorística y mí me llegó de un modo muy distinto. ¿Cómo un personaje que en la primera entrega parecía genuínamente enamorado puede querer someter a su pareja de semejante modo? Incluso el propio Kowalski le pregunta si pensaba despertarlo cuando tuvieran cinco hijos. Resulta muy ajeno a lo que era Queenie en la primera película.
Por supuesto, esto se hace así para que entendamos el cambio que se produce en ella para unirse más adelante a Grindelwald, pero ni esta escena ni ninguna de las demás con ella lo justifican correctamente. ¿Cómo un personaje que lee lo pensamientos es incapaz de ver que el villano la está engañando? Cabría la posibilidad de que estuviera embrujada por el propio Grindelwald, incluso resultaría interesante, pero la película nunca llega a sugerir esto y es evidente que en la primera escena no lo está.
- Supongamos que quitamos por completo a Nagini del relato, sin más. No cambia nada en absoluto.
- La relación entre los hermanos Scammander está mal construida, no entendemos por qué a veces se llevan bien y a veces mal y su reconciliación, por llamarla de algún modo, solo viene debido a la muerte de Leta segundos antes. Resulta muy abrupto.
- Dumbledore es homosexual porque dice que él y Grindelwald eran "más que hermanos"... Y ya.
Es divertido porque durante la mayor parte de la película uno piensa que "no puede enfrentarse a él" precisamente como alusión a su posible relación, pero no, es por un pacto de sangre, similar a aquello del juramento inquebrantable de la saga original, salvo que igual se puede romper, por lo que ese trasfondo de su homosexualidad, no llega a verse nunca.
Esto fue un añadido de Rowling posterior a los libros, así que no es de extrañar que las cosas no encajen, porque nunca estuvieron preparadas para esa revelación.
- Hay un personaje, Yusuf, que sólo quiere matar a un bebé. Toda la película, eso es lo que quiere, por vengarse del hombre que violó a su madre. Digo yo que podría matar a ese hombre, pero no, mejor al bebé, que no sólo ya es mayor, sino que no tiene culpa de dónde fue a nacer o de que su padre lo apreciara.
- La profesora McGonagall, que siempre se vio en la saga Harry Potter como severa, pero con un lado maternal con sus alumnos, aparece aquí como una joven profesora que persigue enloquecida a sus alumnos para castigarlos.
- Todo el flashback del barco es increíble: los bebés Dumbledore y Lestrange a un camarote de distancia sin ningún motivo.
No contenta con esto, Rowling, en su infinita sabiduría, decide que la acción normal de una niña de 10 años con su hermano que llora es cambiarlo de cuna para que le llore a otro y llevarse al bebé que no llora con ella para estar tranquila. El barco se hunde (como no) y la niña en todo ese rato decide no decirle a nadie que su verdadero hermano no es el bebé que ella lleva, hasta que obviamente es demasiado tarde.
Toda la película está levantada en torno a esta revelación, y a la del propio bebé Dumbledore, y siendo ambas tan nefastas y tan mal construidas, normal que quede como queda.
- El personaje de Credence resulta ser Aurelius Dumbledore, un hermano tan secreto que ni en siete libros, una obra de teatro y ocho películas de la saga original, en las que el mago Albus era un personaje esencial, hay referencia. Es un personaje que no tiene más razón de ser que la de crear una trama aquí, aunque eso deje muchas cosas inconexas en el resto de películas y libros.
- Credence consigue cruzar el fuego azul que quema a todos los que no están seguros de querer ir con Grindelwald pero luego Queenie revela a Grindelwald que el chico "no está seguro aún"... En fin, si aquí la coherencia interna nos da igual.