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España España · A Coruña
Voto de Rdosdedos:
8
Documental En 1895, los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo y dirigieron unas de las primeras películas de la historia del cine. El documental, dirigido por Thierry Frémaux (director del Festival de Cannes desde 2001 y del director del Instituto Lumière de Lyon), ofrece una selección de 108 películas restauradas que nos muestran un viaje a los orígenes del cine. Son una mirada única sobre Francia, el séptimo arte y el mundo que inaugura el siglo XX. (FILMAFFINITY) [+]
25 de octubre de 2017
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo la estela de aquel crítico americano que había dicho algo así como "Amanecer (Murnau, 1927) despliega más fantasía en sus movimientos de cámara que una semana de MTV" actualizamos a "Louis Lumière encuadraba y planificaba mejor los movimientos de cámara con un cacharro de quince kilos que tú con tu smartphone de aptitud fotográfica futurista". ¡Qué estética, qué panorámicas! No es para menos, teniendo como referentes compositivos a Cézanne o a Renoir; y a evocar encuadres de Degas o pinceladas de Turner. Los Lumière leyeron con mucha audacia su propio tiempo, con la misma audacia que los antes citados, que ya es suficiente halago,¡pero ellos lo filmaron!

Resume Boyero el planteamiento de cada una de las películas de los Lumière, de no más de 50 segundos, un rollo de celuloide, como: "¿qué quiero contar? ¿cómo lo quiero contar? ¿dónde debe ir la cámara". Es el propio Frémaux quien se encarga de recordarnos mediante la voz en off, durante la proyección de las 108 obras que conforman esta película, las habilidades y las innovaciones que desarrollaron los Lumière con su propio invento, para quienes acusan que ellos mismos no creían demasiado en él, o para quienes se creyeron -entre los que me incluyo- que fueron brillantes "técnicos", "inventores" pero no "artistas", "directores" o "realizadores". Y si a ese recordatorio sumamos el brillante trabajo de restauración, el volver a poner al alcance del público obras mitológicas como "Llegada del tren a la estación" o "Salida de los obreros de la fábrica" en una sala de cine, la experiencia se vuelve única. El mayor logro de Frémaux en este documental es recrear la obra de los Lumière desde la óptica de la historia del cine y desde la modernidad, comparando algunos recursos de su trabajo con el de otras leyendas del celuloide: la cámara baja de Ozu, planos que “inventaría” luego Griffith o tanteos precoces con la profundidad de campo y el poder narrativo de este recurso.

Ni los Lumière ni su equipo técnico pudieron imaginar los límites de su invento. En favor de la ficción, del documental, del experimental y de sus derivados en el siglo XX. Por no hablar de su importancia para el devenir del arte, de la historia o su aportación primordial a la era de los medios de comunicación de masas.

¡Y como todo acercamiento romántico a la historia del cine francés, desde Francia, por pequeño que sea, la hay: rajada a Thomas Edison! ¡La novedad está en que no sólo lanza la piedra Frémaux, también los Lumière! ¡Qué viva el cine!
Rdosdedos
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