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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama. Romance. Thriller Durante un juicio, Larita Filton (Isabel Jeans), es condenada por "malas costumbres" al comprobarse que posó para un pintor (Ian Hunter) que, por defenderse, abaleó a su marido. Separada, Larita se va entonces al mediterráneo y al conocer y casarse "sin hacer preguntas" con el joven de clase media John Whittaker (Robin Irvine), terminará visitando a su familia... donde "las buenas costumbres" tienen un peso elevado. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2019
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40/05(/11/03/19 Melodrama inane, que tiene el aliciente antropológico de ver los comienzos de uno de los grandes cineastas del Séptimo Arte, Alfred Hitchcock en su sexta dirección. Film silente basada libremente en la obra de 1924 Easy Virtue de Noël Coward, donde se hace una moralizante crítica al puritanismo inglés, a los prejuicios arrogantes de su clase alta, en esto se pueden ver ciertas semejanzas con la gloriosa “Notorius” (1946). Esta es una película que el tiempo ha arrugado bastante, dejándola en pellizcos de ursulina en su candor expositivo. Hitchcock se puso de acuerdo con su guionista habitual, Eliot Stannard (escribió las primeras ocho películas de Hitch), y con algunas sensibles variaciones: menos comedia y más drama; partiendo de la escena del juicio donde Larita Filton es puesta en la picota pública por haber posado en para un pintor y por haberse divorciado de su violento marido, y dispuesto a demostrar cómo, una reputación calumniada termina convirtiéndose en una desgracia eterna. Rodada con el mismo equipo técnico de “Downhill” (1927), incluye a la protagonista Isabel Jeans, quien aquí tenía su segunda de tres apariciones junto al director inglés (la última sería en “Suspicion”, catorce años después) y también con la presencia de Ian Hunter, como el pintor Claude Robson. Es curioso como el Maestro del Suspense hizo sus primeros pinitos en el cine con melodramas melosos, donde lo más interesante es detectar señas que dejen entrever su obra posterior, como las mencionadas similitudes en “Notorius”, o en “Rebeca” (1940), por lo de la mujer que se casa con un rico aristócrata tras un encuentro de vacaciones y ella se siente fuera de lugar una vez van a vivir a casa de él, incluso se ven rasgos de “Atrapa a un ladrón” (1955), por lo de parte del metraje en la Riviera Francesa. Hitchcock hace su habitual cameo sosteniendo un bastón cerca de la cancha de tenis en su habitual aparición de camafeo a los 21 minutos de la película. Hubo un remake en 2008 con Jessica Biel, Ben Barnes, Colin Firth y Kristin Scott Thomas.

La cinta tiene sus mejores momentos en su tramo inicial, donde con habilidad y agilidad narrativa se atisban señas de la identidad hitchcockiana que está por venir. Lo primero que vemos es una peluca empolvada blanca, que se mueve para que veamos es un juez en una corte judicial, donde (por el prólogo) sabemos estamos durante la vista de un divorcio, Hitchcock nos pone en la visión del magistrado, donde todo lo ve difuso, entonces se pone el monóculo y lo ve todo diáfano, seguro en una alegoría del mensaje de la película. Vemos defenderse a la protagonista Larita (Isabel Jeans) desde el estrado, y entonces se produce un contra-plano donde vemos las manos del letrado acusador con una botella, y esta imagen hace una elipsis y la botella la sostiene ahora el marido (John Dyall) de Larita llenándose un vaso de se supone alcohol, se abre un más la toma y vemos a su esposa sentada posando, y vemos a un pintor (Eric Bransby Williams) realizando un cuadro de ella, Larita mira hastiada a su esposo como se llena el vacío una y otra vez, entonces la cámara se acerca al rostro de él y se transmuta en el tipo que hay durante el juicio (en otro salto hacia adelante), un tipo nervioso al que su abogado intenta calmar. Larita cuenta su versión de la historia, y volvemos al set del pintor, allí el artista con la excusa de apañarla para el cuadro le coge las manos y vemos que se siente atraída por ella, Larita se resiste, y le dice que su marido es alcohólico violento, y mira la bandeja con la botella y vasos. El pintor intenta darle ánimos diciéndole que no volverá a beber en el estudio., uy mira hacia la botella, pero esta vuelve a estar en el juicio. Hay un encadenado de imágenes del perfil en primer plano del abogado acusador y de Larita, en clara transposición pictoral, dando a entender un enfrentamiento dialéctico. Entonces se produce otra bella elipsis, el juez en primer plano de sus manos blande el monóculo que oscila cual péndulo, tanto que se transmuta en uno, sugiriendo bellamente el paso de tiempo. Hay otro flash-back, el pintor ha escrito una carta a Larita expresándole sus sentimientos de amor (cosa que no entiendo, pues si está junto a ella porque la epístola?), él intenta abrazarla y ella se resiste, y en ese momento entra el celoso marido, sonríe sádicamente al ver la escena, se acerca con su bastón lentamente a ellos, los mira, el esposo se abalanza contra él, Larita intenta impedírselo, el pintor coge una pistola de un cajón y le dispara, el marido tiene tiempo de lanzarle su bastón contra el cuerpo en varios estoques, hasta que el dolor de la bala le hace caer al suelo exhausto. Entra la criada y ve la escena y corre horrorizada, vemos la mirada angustiada del pintor que ve como la criada avisa en la calle aun policía. Este sube y ve herido al hombre en el suelo, y cínicamente (toque de humor), deja al marido y se pone de modo flemático a tomar declaración a ella. Larita coge en su regazo al marido, y este a su vez coge del suelo la carta del pintor, y la mira y está en otra elipsis pasa a estar en poder del abogado acusador. Se reúne el jurado, y posteriormente por el juez nos enteramos que la declaran culpable de adulterio (hasta ese momento ni sabíamos de que la acusaban): Como también sabemos el nombre del pintor, Claude Robson, y nos cuelan que este está muerto (¿?). Larita espera a que todo el pública salga de la sala, y e intenta no llamar la atención a la salida, pero un mar de fotógrafos la esperan, y ella se tapa el rostro y huye (alegoría de como los periodistas ejercen de sociedad inquisidora), esto tiene importancia circular. Son 17 minutos introductorios donde Hitchcock vuelca su ingenio visual en muchos aspectos, sobre todo en las elipsis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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