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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Western. Drama. Aventuras Los Alpes austríacos, mediados del siglo XIX. Poco antes de que comience el duro invierno, un forastero llega a caballo hasta un aislado pueblo de las montañas. Aparece con su cámara fotográfica, viene desde la lejana y mítica América de los indios y cowboys y se hace llamar Greider, pero nadie sabe quién es ni qué ha venido a buscar a un rincón perdido entre las nieves. La violencia flota en el aire en este pueblo de leñadores, ... [+]
31 de mayo de 2015
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
90/12(25/05/15) Curioso y atractivo film austriaco de Andreas Prochaska, una historia desarrollada en plenos Alpes y que rinde homenaje a los ancestrales westerns estadounidenses, con una ambientación de este género, vestimenta, caballos, armas, solo rota esta sensación por las clásicas viviendas alpinas, sin más pretensión que hacerte pasar un buen rato y lo consigue, cociendo a fuego lento un relato de venganza enraizada en la endogamia del costumbrismo cerrado de un lugar aislado del mundo, con tradiciones feudales que asfixian. Llama la atención que dos de los mejores westerns realizados en esta década lleguen del Norte de Europa, me refiero al estupendo film danés “The Salvation” (2014) y a este que me ocupa, los dos con bastantes paralelismos, los dos con esquema típico de los spagueti-western, el justiciero anónimo que llega a un pueblo sometido por un tirano, corrompido moralmente, donde la cobardía es el sustento del villano, donde el darwinismo social es ley, la del más fuerte, ello protagonizado por un antihéroe lacónico que viene a despertar las conciencias de los lugareños, y donde la venganza suele ser el motor de la acción.

Estamos a finales del SXIX, el escenario es un pueblo enclavado en un valle angosto de los Alpes austriacos, allí llega un forastero, Greider (buen Sam Riley), con la intención de pasar el invierno en el lugar echando fotos, se instala de huésped en la casa de una viuda (Carmen Gratl), y su hija, Luzi (Paula Beer). El pueblo está dominado con mano de hierro por la familia Brenner, el patriarca es un enfermo y envejecido (Hans-Michael Rehberg), el líder de los vástagos es Hans (Tobias Moretti), y sus seis hijos varones, estos tienen sometido a los lugareños de modo cuasi-medieval.

El guión es del propio realizador (antes montador de Haneke en “El castillo”, Funny Games” o “Código desconocido”) junto a Martin Ambrosch, adaptan el libro del austríaco-alemán Thomas Willmann, “Das Finstere Tal” (2010), cambiando la profesión de Greider de pintor a fotógrafo, nos es narrado en off por la dulce voz de Luzy, una lugareña, la acción se toma su tiempo para explotar, se toma su tiempo en hacernos participes de la claustrofobia ambiental, de la atmósfera opresiva, del costumbrismo local rayando en el naturalismo, un ritmo lento que por momentos se excede, le sobran redundancias para mejorar la cadencia narrativa, este tiempo se toma para ir tensionando el clima, nos van dejando caer pistas pequeñas de que algo extraño pasa en el lugar, la gente se nota temerosa, inquieta, hasta que en el último tercio todo se destapa, y las escenas de acción se suceden de modo trepidante, y siendo filmadas con gran pulso, con tremendo realismo, nos sumergen en un akelarre de violencia desatada, nos sumen en una espiral vengativa poderosa, con una buena composición de personajes, sin grandes diálogos pero este reemplazado por interpretaciones que transmiten con miradas, con gestos, con muecas, nos muestran la sempiterna lucha entre el bien y el mal, tocando temas como la venganza en plato frío, la cobardía, la codicia, el feudalismo, el despotismo, la búsqueda de la justicia a través de las armas cuando no hay otro medio. Es un soplo de aire fresco para el género, un relato que turba por su tema sometimiento sexual cuasi-feudal, construyendo hermosas escenas en los bellos paramos alpinos, en un increscendo dramático magnético, donde la acción resulta frenética.

La puesta en escena resulta magnífica, con un aprovechamiento de los hermosos paisajes montañosos impresionante, con un brillante diseño de producción de Claus-Rudolf Amler, rodando curiosamente en vez de en los Alpes austriacos en los italianos, concretamente en el Val Senales en el Trentino, con unos magnos lares (Premio del Cine Europeo), embellecido las montañas con el desperdigueo de solariegas casas alpinas, con sus altos montes nevados, sus páramos blancos, enaltecido por la fascinante fotografía de Thomas W. Kiennast, haciendo del opresivo lugar un personaje más que marca a fuego la endogámica personalidad de los aldeanos, componiendo planos de una beldad propia de formidables lienzos, en un patinado que resalta el blanco y negro, apagando el cromatismo, luciendo majestuosos bosques, tremendos cielos grises, nunca se ve el sol, y en los interiores jugando con la semioscuridad, con las penumbras, con las sombras, enmarcando tomas-homenaje al icónico plano final de “Centauros del desierto”, con una puerta enmarcando al protagonista, con uso errado del slow para acentuar el dramatismo (error), también reseñable es su primoroso vestuario de Natascha Curtis-Noss (“Sophie Scholl”), muy cuidado (Premio del Cine Europeo), y todo esto punteado por la iconoclasta música de Mathias Weber (“The Shield” La serie), rompedora en su tramo final, muy al estilo Tarantino de extemporánea, introduciendo temas pop como “How dare you” de Steaming Satellites y “Sinner man” de One Two Three Cheers and a tiger feat lana Sharp, anacrónica y que desvía la atención de lo importante (error).

El británico Sam Riley compone a un anti-héroe de carisma, taciturno, reposado, sobrio, ágil y creíble en la acción, muy buena su actuación, teniendo sus puntos álgidos a parte de en los tiroteos, en la confesión sentida al sacerdote, en la escena con los viejos traidores, y en la última conversación con el viejo Brenner. Tobias Moretti hace de un villano contenido, estoico, veraz en sus formas sibilinas. Hans-Michael Rehberg encarna al viejo Brenner, lo hace aportando carisma y emociones, sabe expresarse con miradas, valioso. Paula Beer es Luzi, la interpreta con mucha dulzura, un encanto, exhibiendo fragilidad y temor. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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