03(05/01/15) Sugestivo film del irlandés Neil Jordan que explora uno de sus temas recurrentes, como son los complejos caminos del amor, el amor platónico, la obsesión por algo que sabes no puedes conseguir, asimismo se abordan las ansias de redención, para ello nos embarca en una historia que mezcla el cine negro con el romanticismo, aderezado con ingeniosos toques de humor, y esto solidificado por la magnífica interpretación del protagonista Bob Hoskins, nominado al Oscar por este papel. Película producida por Handmade Films, compañía del Beatle George Harrison.

El escenario es Londres, George (gran Bob Hoskins) acaba de salir de prisión tras una larga condena, nunca sabremos cual fue su delito, lo primero que hace es intentar ver a su hija, pero su ex se lo impide violentamente, tras esto obtiene un trabajo de chófer de una prostituta de lujo, Simone (buena Cathy Tyson), que trabaja para Denny Mortwell (buen Michael Caine). Em tre el chófer y la meretriz tras las primeras tiranteces se establece una amistad de afinidad de almas solitarias, ella pide a George averigüe el paradero de una antigua amiga Cathy (correcta Kate Hardie), esto llevará a los personajes a un clímax final donde las verdades y medias mentiras los arrollaran. George vive en la caravana de un amigo, Tommy (buen Robbie Coltrane).

El guión es del propio realizador y de David Leland, construyen un relato cimentado sobre el estudio de un personaje, George, un ex convicto que intentará reconducir su complicada vida, con su hija, y con la mujer para la que trabaja, con la que entablará un relación de amor platónico, para ello él filtrará a Simone como un ser cuasi-etéreo, de una belleza delicada, de carácter afable, esto a los ojos de George provocará fascinación, construirá en su subconsciente una mujer idealizada, tanto es así que no parece buscar en ella sexo, si no alguien a quien amar, por ello es de agradecer que Jordan descartara una escena rodada en que Simone y George se acuestan, incluir esto hubiera desvirtuado la historia. La idealización de George será manejada por ella para mangonearlo con sutilidad, y George, un tipo duro hallará que el poder amar le hará daño. Donde encuentran los dos el punto en común es en su soledad, y en la necesidad de amar y de ser amados. Jordan desarrolla el relato de modo pétreo, sabiendo evolucionar a los personajes, envolviendo la acción en un ambiente opresivo y sombrío, mostrándonos la cara oculta de la alta sociedad, las falsas apariencias y sus perversiones, y la gente que sirve a sus libertinajes y vicios. De aquí mana una narración embestida de honda melancolía, bañada en un destino fatalista, expuesta en algunos tramos a través de silencios y miradas.

El título del film hace referencia al famoso cuadro de Leonardo da Vinci, esta pintura es considerada como la encarnación de la mujer misteriosa, enigmática, insondable, a ello se suma la canción homónima de Nat King Cole, que se escucha además de en los créditos iníciales en otros momentos, así como arreglos instrumentales de la misma, es el leit-motive de la pareja.
Bob Hoskins encarna con brío, con carisma, con matices, con pose de tipo duro que deja entrever grietas de fragilidad, emite naturalidad, autenticidad, un coloso que traspasa la pantalla con un vigor radiante, ganó el BAFTA, el Globo de Oro y el premio del Festival de Cine de Cannes, el Óscar se lo arrebató el gran Paul Newman por “El color del dinero”, Sean Connery era el actor previsto para el papel, difícilmente lo hubiera hecho mejor. Cathy Tyson en su debut en cine lo hace bien con su meretriz manipuladora. Michael Caine derrocha villanía con su retorcido personaje de ademanes elegantes y de sonrisa de víbora. Robbie Coltrane tiene mucha química con Hoskins, emanando entre los dos una gran simpatía.

La puesta en escena resulta sombría y por momentos feista, mostrando el contraste sórdido entre la alta sociedad que se mueve por hoteles de lujo y mansiones, y las cloacas de una gran ciudad, Londres, sus tugurios, sus barrios de putas, burdeles asquerosos, esto gracias al buen diseño de producción de Jamie Leonard, y esto proyectado por la espléndida fotografía de Roger Pratt (“12 Monos” o “Troya”) que envuelve en un halo tristón la atmósfera, donde en los exteriores nunca hay sol, y en los interiores apenas hay luz, todo sumido en la semioscuridad, sirviendo de canalizadora para el claustrofóbico relato de unos protagonistas encerrados en sí mismos. A esto se añade la música de Michel Kamen (“Arma letal” o “La Jungla de Cristal”), sencilla, sin dejar huella, es reseñable que suena el estupendo tema de Genesis “In Too Deep” mientras George indaga en el Soho por la “amiga” de Simone. (continua en spoiler)