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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Aventuras. Drama Escocia, año 1304. Tras la ejecución de William Wallace, obligado a entrar en batalla para salvar a su familia, su gente y su país de la tiránica ocupación inglesa, Robert the Bruce se apodera de la corona de la Escocia medieval y lidera a un grupo de hombres insurgentes para enfrentar la ira del ejército más fuerte del mundo conducido por el despiadado rey Eduardo I y su débil hijo, el príncipe de Gales.
18 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
43/07(14/03/19) Interesante producción histórico-bélica anglo-estadounidense para el canal Netflix, que puede verse como una continuación de la afamada “Braveheart”. Escrita (junto a Bathsheba Doran y James MacInnes), producida y dirigida por David Mackenzie que trata sobre Robert Bruce, Rey de Escocia del SXIV, que tras la ejecución del líder escocés William Wallace inició un levantamiento contra los ingleses, ello en el sempiterno enfrentamiento entre David contra Goliat. Es un film que resulta que tiene una estupenda ambientación, con escenarios, castillos, vestuario, cientos de extras, CGI muy bien incrustados, batallas generosamente coreografiadas, con actores de prestigio, mostrando niveles de realismo atávico muy del tiempo, fotografía, pero que falla en lo fundamental, en infundir emoción y la épica que requiere la película, quedando en superficial y funcional propuesta, donde nunca terminas de conectar con los personajes y sus motivaciones artificiosas, y es que no sabes porque para los escoceses va a ser mejor el Rey Bruce que el inglés, simplemente prima el ser nacionalista. Y es que el libreto peca de convencional, sin ahondar en los personajes, son así y punto, no tienen dilemas morales, no dudan, no parecen sufrir por los males que les acucian, son héroes de una dimensión, como lo son los villanos malos malísimos sin matices, sádicos sanguinarios (como botón de muestra el ahorcamiento con evisceramiento es diáfano en este sentido), y avariciosos, paradójicamente el director había tomado fama con “Hell or High Water” (2016), film donde rezumaba complejidad y personajes grises, pero aquí no hay capacidad de proyectar reflexión alguna, y todo acaba por resultarte a ratos entretenido a la vista, pero te da igual (por lo menos a mí) lo que les pase a los personajes, como no suman unos diálogos insípidos. La versión que se presentó en el Festival de Toronto era media hora más larga que la que nos ha llegado a la plataforma de Netflix. Su director explicaba en Indiewire que las prisas por presentarla en el festival le pasaron factura, y no tuvieron tiempo para ver el montaje final con perspectiva, y mucho menos para testearlo con público.

La cinta tiene un arranque poderoso y muy prometedor, con un formidable plano-secuencia de ocho minutos en el campamento militar en que los líderes escoceses perdedores ante los ingleses rinden pleitesía y obediencia al príncipe Eduardo (Billy Howle), ello en una coreografía de movimientos cuidada con mimo, donde se nos presentan con agilidad expositiva a los personajes, sus convulsiones políticas, entrando y saliendo de carpas, con peleas a espada, emitiendo el lugar realismo con el suelo embarrado. Pero una vez salimos de aquí la película cae en terrenos trillados, donde la profundidad y aristas de los personajes es nula, donde se intenta dar relieve humano al protagonista Robert con recursos como el de esposarlo con una mujer, Elizabeth de Burgh (Florence Pugh), de fuerte carácter, tanto que resulta anacrónica en sus ansias de compartir decisiones con su esposo en un tiempo tan híper-machista, pero lo que me queda del retrato de Bruce es una hagiografía sin más, donde no hay tridimensión. Pero es que además este personaje que pudiera moldear al “héroe” es separado de él, y ya solo queda un tipo de una pieza, sin aristas, sin dobleces, sin ambigüedad, hacia adelante sin titubear, lo cual resta capacidad de empatía con el protagonista, y esta conexión emocional con el espectador (o sea yo) solo se da por el clásico recurso de ver unos revolucionarios batallando contra un enemigo mucho más poderoso, pero esto da lo que da, y tras este velo ajado, no hay un entramado emocional que de solidez a la historia.

La cinta deja buenos picos en las escenas de acción, con batallas vistosas y brutales, como la que acontece de noche en el bosque con la “tormenta” de flechas ardiendo, o en las escaramuzas de guerrillas que emprende Bruce para ir recuperando castillos para su causa, donde sobre todo queda patente que el monarca no respetaba mucho el terreno católico, acometiendo matanzas en iglesias, o asesinando a enemigos durante el servicio de Domingo de Ramos. Todo esto para finalizar en una gran batalla donde el “ingenioso” Bruce sabedor de su inferioridad se aprovecha de su conocimiento del terreno para equilibrar la balanza, algo muy típico, un entente bélico donde la sangre se mezcla con el fango, pero culminando en algo poco creíble, muy manufacturado.

Chris Pine (actor fetiche del director), da buena imagen de “héroe” abnegad, emitiendo en su cansada mirada mundo interior, persona noble que no quiere hacer uso del machismo para someter a su esposa ni la noche de bodas (era un matrimonio concertado), hasta que ella no dé el primer paso. Pero como he dicho antes es un personaje unidimensional, sin hondura dramática, da igual que le maten al hermano, o le secuestren a su esposa, su actitud es no vacilar, tiene un objetivo inquebrantable cual deidad, plana encarnación; De secundarios de entidad la película anda escasa, meras perchas para o bien dar mayor heroísmo a Bruce, o para mostrar lo malos que eran los ingleses, si acaso destacar a Florence Pugh como Elizabeth, cumple sin más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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