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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Thriller. Intriga. Drama. Ciencia ficción En Londres, a finales del siglo XIX, cuando los magos eran los ídolos más aclamados, dos jóvenes ilusionistas se proponen alcanzar la fama. El sofisticado Robert Angier (Hugh Jackman) es un consumado artista, mientras que el tosco y purista Alfred Borden (Christian Bale) es un genio creativo, pero carece de la habilidad necesaria para ejecutar en público sus mágicas ideas. Al principio son compañeros y amigos que se admiran mutuamente. ... [+]
21 de marzo de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
44/08(17/03/19) El cineasta londinense (productor, director y guionista) Christopher Nolan es uno de los últimos verdaderos genios salidos del Séptimo Arte, films como “Memento”, “Insomnia”, “El Caballero Oscuro”, “Inception” y “Dunkerke” lo atestiguan, pero como todo genio tiene sus lagunas y obras fallidas (lo de"Interstellar" es de podium), esta “The prestige” (no me gusta el título en español) forma parte de este último grupo por derecho propio, y es que me resulta una cinta superficial, tramposa y lo que es peor aburre con tanto giro y más giro cuando la carta se le ve bajo la manga hace mucho metraje atrás, y es que el metraje se estira sin sentido, metiendo relleno y más relleno. Este es un thriller psicológico de época, con guión de Jonathan Nolan (hermano del director), adaptando la novela homónima de Christopher Priest de 1995, que se basa libremente en la rivalidad de los magos John Nevil Maskelyne y Harry Kellar por una ilusión de levitación. La película sigue a Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Christian Bale), magos rivales en victoriano Londres a fines del siglo XIX, obsesionados con la creación del mejor truco. Con un desarrollo acordeón, con saltos temporales hacia adelante y hacia atrás, con diferentes puntos de vista, con narradores poco fiables, y siguiendo la estructura (mantra del film) de lo que es un número de magia, tres pasos presentación, truco, y prestigio. Con el tema notorio de la rivalidad obsesiva, con duelo de inteligencias, toma y daca de venganzas, sacrificios por alcanzar objetivos, recordando en este aspecto a films como “Los duelistas” (1978) o “La huella” (1972), además hay quien ha visto una lucha clasista, siendo Angier representante de la clase alta, y Borden de la baja. Para remarcar la índole de película de enfrentamientos se hace una tangencial analogía (que hubo realmente) entre los dos inventores Nikola Tesla y Thomas Edison, y su Guerra de Corrientes para mayor paralelismo está el que se dio ese mismo año 2006, y es que se estrenaros dos cintas con muchas similitudes, me refiero a “El ilusionista” de Neil, Burger, las dos tienen a magos de protagonistas, las dos enmarcadas en el SXIX, y las dos con sorpresa final. El prestigio referente al título es donde ocurre el shock, la sorpresa y la magia, por lo que la promesa implícita es que la película tendrá su truco (giro) final. Pero mi gozo en un pozo, todo esto que sobre el papel suena bien, Nolan lo ofrece de modo chusco, tomándonos el pelo, tratando al espectador de poco inteligente, y es que querer sorprendernos con algo que nos muestra a media película es de necios, pero es que además este “truco final” resulta propio haberlo escrito un mono con dos pistolas.

La rivalidad entre los dos magos se teje a partir de dos personalidades antagónicas, Angier elegante, simpático, risueño, y Borden adusto, estajanovista, y serio, haciéndoles a los dos aristas, para intentar humanizarlos, pero estas personalidades se pierden entre tanto duelo de listillos, que solo quieren exponer la arrogancia del guionista y el director, creyéndose más inteligentes de lo que son, siendo más solemnes de lo que debieran, desposeyendo a la cinta de humor, con lo que todo se hace seco, ante la falta de sustancia, cuando el realizador solo te da artificio y más artificio trilero.

Su virtud es que en su inicio te atrapa en un tsunami de expectativas, con una evolución sugestiva que te conecta con el thriller psicológico, pero el fuelle termina por agotarse, se pierde en un torbellino de pretenciosos giros, cuando tantos rizos terminan por ser cansinos, acaban por enfriar lo que era chispa inicial, dejando en gélidos tanto choque de pedantes, y con ello lo que les pase a los protagonistas termina por importarme de poco a nada, y en el colmo de los desatinos nos cuelan un final (además de ya rumiado) resulta ponzoñoso y más chirriante que el Titanic partiéndose en dos. Se suman unas subtramas románticas penosas, donde las actrices Rebecca Hall, Piper Perabo y la gran Scarlett Johanson encarnan a trio de floreros bonitos pero sin alma, y es sus aportaciones son de un metido con calzador que da grima, sus sentimientos son por imperativo del guión, nada fluye ni resulta auténtico en sus impostadas relaciones. Se puede añadir que tras su premisa de duelo de magos solo se esconde el vacío, que se intenta rellenar con fuegos artificiales que llegan a su culmen a irritantes (siendo benévolos). Tampoco suma su pretenciosidad, plasmada en unos diálogos y diserciones filosófico-existencialistas low-cost.

De las actuaciones lo mejor es Michael Caine, demostrando su carisma en los pocos minutos que está en pantalla, lástima que solo resulte a la postre no ser más que un observador sin trascendencia; Christian Bale es desaprovechado en un papel difuso y poco coherente; Hugh Jackman luce palmito y sex Apple, pero su rol resulta insulso; Aparece Andy Serkis (el gurú del cap-motion) como el ayudante de Tesla, simplemetne correcto; y está David Bowie como Tesla, en una actuación exigua para hacer cartel; De las mujeres ya he dicho que no pasan de perchas bonitas de los protagonistas.

La puesta en escena es lo buena que una superproducción puede, luciendo una recreación gótico-victoriana notable gracias a un exquisito diseño de producción de Nathan Crowley (“Interstellar” o “Dunkirk”): “Crowley y su equipo buscaron en Los Ángeles casi setenta lugares que se parecían al fin de siglo London. Jonathan Nolan visitó Colorado Springs para investigar a Nikola Tesla y basó la escena de la bombilla eléctrica en experimentos reales realizados por Tesla. Nathan Crowley ayudó a diseñar la escena para la invención de Tesla; Fue filmado en el estacionamiento del Observatorio Mount Wilson. Influenciado por una "estética modernista victoriana", Crowley eligió cuatro ubicaciones en el distrito teatral de Broadway en el centro de Los Ángeles para las actuaciones de magia de escenario de la película:… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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