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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
7
Drama El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2011
110 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película hubiese sido ejecutada por cualquier otra nacionalidad, podría acusársele de pretenciosa y de buscapremios, pero como es inglesa y se da el caso que estas películas los ingleses las hacen como el que se pone una camisa Harvie & Hudson hecha a medida en la mejor tienda de Oxford Street, nos hallamos ante un claro ejemplo de drama de época británico serie media.

Por supuesto los dramas británicos de época ya cuentan con seis estrellas de base en la puntuación, porque siempre reúnen tres requisitos indispensables para una buena película: actorazos de caerse de espaldas, ambientación de caerse de espaldas y una historia que en manos americanas hubiera provocado una debacle del kleenex en todas las multisalas, pero que siendo inglesa, invita más bien a enjugarse discretamente una furtiva lágrima con un pañuelo de encaje.

"El discurso del rey", tan afín a la apreciable "La locura del rey Jorge" narra los acontecimientos que provoca la abdicación de Eduardo VIII en favor de su tartamudo hermano Jorge VI. En realidad lo narrado no va más allá de una anécdota histórica: el rey tartamudo contrata a un especialista del habla con cuya ayuda consigue salir más o menos del paso el día de su coronación y gracias al cual consigue ejecutar uno de los mayores retos de su vida: dar un discurso completo el día que Inglaterra le declara la guerra a Alemania. Una se pregunta si teniendo el rey este problema y no existiendo televisión por aquellos momentos, no hubiese sido más sencillo que un "negro" de voz le hiciese el papel a través de la radio; pero según la película, Jorge VI fue un tío legal y se las vio y se las deseó para poder dar él mismo sus propios discursos.

Resulta admirable que en una película cuyo tema central es el habla, se preste tanta atención al lenguaje visual como al lenguaje oral, evitando la tentación de lo teatral, tan cara a la cinematografía inglesa. Además los rostros de Colin Firth (qué mirada más angustiada y angustiosa) y de Geoffrey Rush convierten en innecesarias las explicaciones. Dos grandes actores que se bastan por sí solos para dar vida a la función y bien arropados por un excelente reparto en el que destaca una enamorable Helena Bonham Carter y el majestuoso Michael Gambon como el padre del rey fallido y del rey tartaja.

Mucha calidad y poca sorpresa para un discurso del rey que veremos si en los próximos meses se transmuta en un discurso de Oscar.
Neathara
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