Hace poco falleció Satoshi Kon, director de esta película y uno de los pocos directores de los cual todavía podría haberse dicho que lo mejor de su creación "estaba por llegar".

Ahora no llegará nada más por parte de uno de los artistas más intrigantes y originales de los últimos años, por lo que hay que volver la vista atrás: entonces es cuando la evidencia se desprende y baila ante los ojos. Lo mejor no estaba por llegar: lo mejor ya había llegado.

Kon deja un trío de películas cuya calidad e inteligencia rebasan con mucho toda la producción de muchos otros directores en toda su vida. Una stravaganzza onírica, "Paprika"; un thriller acojonante "Perfect Blue" y por supuesto, "Millennium Actress".

En la superficie, no es más que la historia de una actriz que relata sus recuerdos a un periodista, pero la superficie en las películas de Satoshi Kon no es más que la punta del iceberg. Odiaría decir más y dar demasiadas pistas de las cientos de cosas emotivas y maravillosas que suceden en esta película: pero baste decir que estamos ante una bellísima alegoría sobre el sentido último de la existencia y que nada de lo que se ve se debe tomar como una narración literal, puesto que todo pertenece a los terrenos de lo metafórico y la narración consciente es tan importante como su variante del subconsciente.

La forma en que está narrada la historia es fascinante por sí misma. Saltos temporales, varias líneas narrativas, ficción, realidad y fantasía entremezcladas. Pero esta manera de contarlo no es un embarullamiento absurdo para esconder una historia simplota (véase "Origen") esconde tanta complejidad de forma y fondo y se entiende tan bien que acabas preguntándote porqué demonios hay tantos que convierten lo sencillo en complicado y tan pocos los que convierten lo complicado en sencillo.

Supongo que lo segundo requiere mucha más inteligencia.

Ante la repentina muerte de Kon, pienso en la actriz Chiyoko y su búsqueda y en el hecho de que las mejores obras de muchos artistas suelen ser las anteriores a realizar su Gran Obra Maestra. Kon no llegó a hacerla y sus películas son jóvenes, frescas y llenas de una ambición que seguramente hubiera acabado por ir desapareciendo con el tiempo.

Y pienso en que el placer de la búsqueda impide que me lamente demasiado por el hecho de que nunca se encontrará la llave.

Hasta siempre, Millennium Director.