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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
8
Intriga Cuando el Estado intenta expropiar su plantación para construir una autopista, Charlotte Hollis (Bette Davis), una rica solterona del Sur que lleva treinta años recluida llorando la muerte del hombre amado, pide ayuda a su prima Miriam (Olivia de Havilland) y a su viejo amigo Drew (Joseph Cotten). (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2008
66 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pasada de película. Me la recomendó alguien que me tiene bastante calada y acertó de pleno: aparte de que no puedo resistirme a nada que lleve la palabra "cadáver" en el título, me resultan atractivas, en un sentido muy mórbido, la cultura del sur estadounidense y su curiosa reinterpretación del cuento gótico europeo. En ese aspecto, la peli es un gustazo.

La gran Davis, en un calco con variaciones de su papelón en "¿Qué fue de Baby Jane?" interpreta a una pirada y decrépita ruina humana, que sobrevive junto a su criada en una enorme mansión sureña, atormentada por los recuerdos del asesinato sin resolver de su amante allá por sus años mozos. Para evitar que derrumben su casa por un quítame ahí esas expropiaciones, llama a su prima (la gran Olivia de Havilland). Y empieza la juerga...

Manos cortadas, cabezas decapitadas, pianos que suenan solos, puertas que se cierran, espejos que se rompen, todos los grandes y maravillosos topicazos de las pelis de miedo antiguas están aquí para ser descubiertos como si se hubieran inventado ayer mismo. Y en un blanco y negro deliciosamente tétrico que resalta hasta la exageración los contrastes entre luces y sombras, entre planos y ángulos, dándole al filme una atmósfera muy particular, como de teatral pesadilla...

Una historia de terror clásica con cierto olor a naftalina, pero qué importa porque tiene todo lo que hace falta: crimen, pasión, misterio, actores de primerísima categoría, unos cuantos giros de guión para mantenerte con el culo quieto en el asiento y todo un vestuario fastuoso que eleva a las crinolinas y los camisones de batista con millones de volantes a la categoría de enésimo arte.

Una señora película de las que ya no se fabrican. Qué grande eres, Aldrich.
Neathara
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