No es la primera vez que salgo del cine temiendo sufrir diabetes, pero tengo que admitir que tras sus toneladas de azúcar, Lo Imposible guarda a un director con una imaginación visual y narrativa desbordante. Pelicula grandilocuente y poderosa donde las haya, sobretodo por las espectaculares secuencias del tsunami y el agobio que transmiten Naomi Watts y el jovencito Tom Holland. El momento que le sigue, de pura supervivencia y en algunos momentos incluso doloroso para el espectador es genial. El problema es que la historia se centra en la pobre madre, con la que el tsunami se ceba de mala manera y en el reencuentro de toda la familia que parece algo imposible, vaya. Ésto, podría tener más interés si no fuera porque dias antes de su estreno nos bombardearon con la historia real en la que se basa la película, por lo tanto ya sabes como acaba y pierde todo el suspense o la intriga que pudiera tener. En ese sentido me hubiera gustado mas momentos angustiosos de supervivencia y por ejemplo, ver el momento en el que el padre encuentra a los hijos, del que Bayona prescinde.
Resumiendo, si te pones le puedes sacar muchos defectos, porque los tiene, pero es algo que merece la pena ver en el cine y que aunque sólo tengas un mínimo de sensibilidad puede tocarte alguna fibra. Además el arranque es tan sensacional, qué sólo por eso no te arrepentirás de pagar la entrada. En mi memoria ha quedado la secuencia en la que Naomi Watts recuerda los agónicos instantes que pasó dentro de la ola justo después de que la atrapara. Impresionante, 6/10.