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España España · Barcelona
Voto de Ed Lauter:
3
6,3
327
Documental Una mirada a los “años perdidos” de Joe Strummer en el sur español. O cómo el ex-líder de The Clash se hartó de Inglaterra y montó su “corraliyo” en Granada y Almería. Rico en anecdotario cotidiano y humano, éste es un afectuoso homenaje al músico construido con sombrita, ron pálido, espagueti western y mucha camaradería local. No existe otra forma de adentrarse en los años menos documentados de su carrera y vida que visitando a los ... [+]
20 de noviembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lástima que lo que daba para un documental divertido sobre la experiencia vital en Andalucía de un personaje tan interesante y profundo como Joe Strummer se haya quedado en una especie de "homenaje" de aspecto cuasi-amateur (o ni siquiera eso). Porque ésa es la sensación que da un documental técnicamente víctima de su época: abuso de primeros o primerísimos planos, en muchas ocasiones desenfocados, zooms a discreción, cámara con parkinson, transiciones patéticas y fragmentos repetidos (estilo Roger Corman). El sonido en ciertos momentos también deja muchísimo que desear.

Y a nivel de guión, el documental apenas incide en la llegada de Strummer a Andalucía, ni determina las fechas aproximadas en que se acota la historia, o en el origen del enamoramiento de Strummer con la región. Carles Prats (especializado en los últimos años en documentales, muchos de ellos musicales, como la hagiografía de Loquillo donde sorprende la escandalosa ausencia de Trogloditas en todo su metraje) va empalmando segmentos de entrevistas a diferentes personajes que conocieron en vida al líder de The Clash y formaron parte de su entorno más cercano durante su etapa en el sur de España. Y lo más preocupante, presentados como si el espectador ya conociese a todos y cada uno de ellos y no necesitase ningún tipo de referencia. Por eso reitero que más que un documental, parece un video montado a base de retales de grabaciones caseras de cuatro amigos que se conocen entre ellos y dirigido a ser consumido por ellos mismos.

Anécdotas más o menos interesantes, más o menos divertidas o chocantes, enlazadas sin un hilo argumental propiamente dicho. Todo muy deslabazado, sin ritmo. Una lástima.

Si buscaban una estética "punk", mejor que Prats y sus colaboradores repasen la filmografía de Julien Temple (y su documental "The future is unwritten" sobre el propio Strummer). Ser punk no debería estar reñido con hacer la cosas bien hechas.
Ed Lauter
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