Delirante coproducción chino-americano-malaya (¿¿??) sobre un matrimonio norteamericano (Ryan Phillippe, Rachelle Lefevre) que viaja a Puerto Rico para adoptar a una niña haitiana dada en adopción a través de una empresa privada fuera del ámbito gubernamental, pero dirigida por una mujer portorriqueña de imagen impecable. Cuando el matrimonio tiene a su nueva hija en sus manos, ésta desaparece de su habitación de hotel. Tras denunciar la desaparición a la policía local, descubrirán que han sido objeto del timo del reclamo: la niña entregada vuelve a manos de la empresa fantasma de adopción, que se esfuma instantáneamente, y los padres se quedan sin el dinero ya pagado y sin la niña.

Pero el matrimonio tiene sus propios "demonios internos", como les gusta decir a los norteamericanos, y se niega a aceptar su situación. Contactan sin saberlo con los secuestradores de la niña (liderados por un John Cusack en horas muy bajas), quienes se vuelven avariciosos al saber la cantidad real pagada por el matrimonio para obtener la adopción, una cantidad mucho mayor de la que esperaban cobrar por parte de la empresa fantasma.

De ahí hasta el final la película es un absoluto disparate, con secuestradores que se pasean por Puerto Rico pistola en mano, tiroteos a plena luz del día como si tal cosa, policías ineptos, persecuciones de coche a cámara rápida, presuntos muertos en accidente que vuelven a la vida y un final ridículamente cómico rodado con la ayuda de unos efectos visuales por ordenador de cuarta división, copiado además con muy mala fortuna del final de una, ésta sí, buena película de secuestros: "Breakdown".

Patética.