Tiene una primera parte brillante, con momentos incluso de mucho nivel, esto dura algo más de una hora, después decae notablemente, adquiere un tono sensiblero que intenta ser contenido aunque a ratos no lo consigue y entrega un final blando pero a la vez bastante lógico. Es una pena, se echa de menos algo mas de carácter en ese epilogo y quedan por decir algunas cosas que eran necesarias.
Las frustraciones que acompañan al personaje de la hija, creo que es la autentica protagonista de la historia, son múltiples, no puede desarrollar lo que le agrada, nada puede hacer por cambiar el curso de los acontecimientos y encima descubre que aquellos a los que tanto queremos y admiramos no son lo que creíamos, se nos caen los mitos y con ellos se derrumba una parte de nuestra vida. Su angustia e impotencia se refleja con total claridad
Renée Zellweger está magnifica, actuar así al lado de Meryl Streep tiene mucho mérito, porque está ante una de las grandes y eso tiene que condicionar enormemente, pero ella sale airosa y con nota, la Streep también esta soberbia, pero lo raro hubiera sido lo contrario.
Este drama o melodrama hurga con acierto en la familia perfecta que no lo es tanto y pone de manifiesto cuan insignificantes somos, una jugada del destino y queda totalmente al descubierto nuestra aparente seguridad, lastima que la segunda parte de la cinta no alcance el nivel de la primera, y podría haberlo conseguido pero Franklin optó por introducir un giro equivocado para dar una oportunidad a la lágrima y negársela a lo que probablemente deseaba. A pesar de ello la película transita con dignidad por el intrincado mundo de este género.