Da gusto volver a cine de barrio (marginal) para rescatar clásicos de nuestro cine.

De Sor Citroen destacaría su gran banda sonora, esa cancioncilla típica de muchas producciones de la época, que mezclan estilo do-wa y en este caso, un toque tropical de bossa nova.

Y por supuesto nombrar a la única actriz española que podía emitir ultra-sonidos, Gracita Morales. Impagable como monja moderna que se lanza a la conducción cual Carlos Sainz con hábitos y a Rafaela "cara rottweiler" Aparicio, actriz que en esta película escapaba de sus dos registros: sirvienta buenaza o suegra porculera.

Otro aspecto a destacar es lo que le gustaba a los directores de la época meter pobres huerfanitos en sus cintas, sin duda era un elemento que convencía a mamas y abuelitas para que fueran al cine.

Extrapoint para las peripecias de Gracita al volante (sobretodo cuando estrena carnet) atropellando a todo lo que se le pone delante y saltándose semáforos cual moderno tunero de hoy en día y para López Vázquez como sufrido agente de trafico.

Posiblemente el anuncio de Citroen más rentable de la historia.