Pues parece ser que lo de la especulación inmobiliaria no fue un invento de Jesús Gil, ya en Méjico en los años 50 había tipos ricos (no tan gordos ni ricos como Gil, eso si) que practicaban el noble arte de enriquecerse con el cemento.

Y los tipos no tenían ningún tipo de escrúpulos en deshacerse de quien hiciera falta usando cualquier método, eran un poco más brutos (de ahí el nombre de la película) que en la actualidad, ahora lo que se lleva es untar concejales y alcaldes, que es mas del siglo XXI y de sociedades civilizadas del primer mundo.

Y con este telón de fondo de especulación y mobing inmobiliario Buñuel teje su red de amores apasionados, celos, venganzas y miseria que sería denominador común durante buena parte de su etapa mejicana.