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Voto de Tim_Dog:
5
26 de diciembre de 2008
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Russ Meyer fue precursor en cierto modo del softporn, ese porno blandengue y bastante hortera con el que muchos comenzamos nuestros escarceos sexuales (Justine y Emanuel me vienen a la cabeza así de primeras).
En esta película las escenas sexuales se intuyen y en ocasiones se muestran mediante metáforas más o menos explícitas. Así, el intento de extracción del veneno de una mordedura de serpiente, se convierte en una mamada en toda regla, con los gritos del afectado diciendo: ¡Más, chupa más! y escupitajo final de ella, o cambiando durante una de las violaciones el momento de la penetración por un plano en el que se introduce una manguera en el deposito de un coche.
El sexo en las películas de Meyer es un sexo rudo y violento, las mujeres pasan de victimas a verdugos en un instante y tienen un magnetismo extraño que hace que las mires con la boca abierta (mas allá de su evidente delantera). Además de la sana afición de Meyer por mostrar sexo al aire libre (en este caso en el desierto), supongo que debido a una pulsión exhibicionista que explotaba en sus cintas.
La música es otro de los puntos fuertes, en las escenas sexuales escuchamos una música que es una mezcla funk de insinuantes saxos que podría sonar en cualquier barra de striptease. En los momentos en que aparecen el trío de motoristas suena un r&b clásico y machacón procedente de la eterna radio a pilas que lleva uno de los "salvajes" motoristas al más puro estilo James Dean (aunque con algunas taras mentales más que este).
Recomendado para los que gusten de bellezas tipo Playboy con poca ropa, el rock, los caminos polvorientos, el Correcaminos y el Coyote, Tex Avery, veteranos de Vietnam desquiciados y la dinamita.
En esta película las escenas sexuales se intuyen y en ocasiones se muestran mediante metáforas más o menos explícitas. Así, el intento de extracción del veneno de una mordedura de serpiente, se convierte en una mamada en toda regla, con los gritos del afectado diciendo: ¡Más, chupa más! y escupitajo final de ella, o cambiando durante una de las violaciones el momento de la penetración por un plano en el que se introduce una manguera en el deposito de un coche.
El sexo en las películas de Meyer es un sexo rudo y violento, las mujeres pasan de victimas a verdugos en un instante y tienen un magnetismo extraño que hace que las mires con la boca abierta (mas allá de su evidente delantera). Además de la sana afición de Meyer por mostrar sexo al aire libre (en este caso en el desierto), supongo que debido a una pulsión exhibicionista que explotaba en sus cintas.
La música es otro de los puntos fuertes, en las escenas sexuales escuchamos una música que es una mezcla funk de insinuantes saxos que podría sonar en cualquier barra de striptease. En los momentos en que aparecen el trío de motoristas suena un r&b clásico y machacón procedente de la eterna radio a pilas que lleva uno de los "salvajes" motoristas al más puro estilo James Dean (aunque con algunas taras mentales más que este).
Recomendado para los que gusten de bellezas tipo Playboy con poca ropa, el rock, los caminos polvorientos, el Correcaminos y el Coyote, Tex Avery, veteranos de Vietnam desquiciados y la dinamita.