¡Pero si en Hollywood no paran de hacer películas con la moraleja del acéptate a ti mismo y el elogio a la diferencia! Parece que todos los guionistas leen el mismo libro de autoayuda carajo.
Y por presentarnos el envoltorio con cuatro personajes frikis, vistos cien veces, planos y que además intuyes desde el minuto cinco por donde y como van a evolucionar ya se le hace el culo agua a todo dios. Pues no amigos, mi familia freak favorita seguirá siendo la de rústicos en dinerolandia, con una abuela destroyer que no necesita decir tacos ni esnifar heroína al mas puro estilo Keith Richard (a la que si muriera seguro que llorarían algo mas que al de la película).
Con la única parte con la que realmente disfrute fue con el bailecito final pensado por el abuelo, para el que seguro que se inspiro en una de sus visitas a una barra americana, aunque luego lo joda la familia subiendo al escenario. Encima la madre sube al escenario y no enseña las tetas ni nada, ese no es el espiritu ni contribuir a la causa, ¡hombre!