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España España · España
Voto de Polimnia:
8
Animación. Comedia En un pequeño cuarto, un cuerpo humano se va reconstruyendo gradualmente a medida que se van encajando las distintas partes que lo componen.
3 de agosto de 2013
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jan Svankmajer demuestra una vez más su dominio de la brutalidad vista como juego, y suavizada por una técnica aparentemente inofensiva.

Vemos como los miembros de ese hombre, casi ajenos a él, se le van uniendo; y, a la vez lo manipulan, de modo que el director llega a cosificar al ser humano de un modo tremendo (recordemos, que antes que la cabeza, aparecen las manos...), erigiéndose como una especie de dios creador, que curiosamente, moldea con una sustancia, cercana al barro que aparece en muchos mitos (el título es muy explícito en este sentido).

Se incluyen algunos momentos graciosos (el del vaso de agua), aunque contrastados por la explicitez de los viscosos órganos... y el crudo final... Un ser humano ahogado por su propia dimensión, en un mundo no hecho a su medida, que le sume en la oscuridad; negándole, de este modo la visión del cosmos, así como cualquier otra seguridad...

Esa luz puede que también sea un símbolo de la divinidad huída, en cuanto la persona ya está formada (también podría ser símbolo del crecimiento, la maduración, etc.)... de hecho, la bombilla toma tintes nietzscheanos, si se interpreta desde esa perspectiva...

Svankmajer deslumbra por su lucidez, su habilidad técnica, y conseguir transmitir tanto con tan poco, y en tan poco tiempo; pero no es apto, ni para todos los estómagos, ni para todas las mentes que no deseen adentrarse en los oscuros recovecos del ser humano, aunque sea través de la simple y tosca arcilla.
Polimnia
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