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España España · Madrid
Voto de GVD:
6
Drama Poder, dinero y sangre: estos son los valores a los que los habitantes de las provincias de Nápoles y Caserta tienen que enfrentarse cada día. No hay elección; no tienen más remedio que obedecer las leyes de la Camorra. Sólo unos pocos afortunados pueden llevar una vida normal. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2008
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de ver cine, se supone que el espectador está separado de lo filmado por una pantalla. Digo "se supone" porque parece que "Gomorra" no se conforma con crear una ilusión de veracidad que haga que se olvide esa separación, sino que rompe la pantalla brutalmente. Para ello emplea una ficción absorbida por la realidad que pretende retratar. "Gomorra" se carga la pantalla y la ficción; entonces, el espectador se encuentra en lo filmado.

No me cuesta entrar en lo mostrado, al contrario, sus imágenes me arrastran a ello. El problema que tengo es que, una vez dentro de esa realidad, no siempre encuentro en ella "vida cinematográfica" que me invite a quedarme, sólo ráfagas.

Me explico.

Lo que hace de "Gomorra" una experiencia poco menos que palpable es una descripción exhaustiva de personajes y ambientes (desgraciados y deprimentes ambos), pero tan sumamente minuciosa que ésta predomina sobre los terribles hechos que pretende ilustrar. Por eso, fatigado ante tal despliegue de situaciones costumbristas (de la falta de “vida cinematográfica” palpitante), acabo desconectando y vuelvo a mi condición de espectador.

Es en el momento en el que emergen los hechos cuando me vuelvo a zambullir en la película, y ahora me encuentro con una narración contundente, sin estridencias, sólo sirviéndose de la fuerza que posee lo contado (fuerza de la que es posible que careciera de no ser por ese exceso de descripción previo, con todo).

Así pues, el fondo termina tragándose a la forma, revelando a "Gomorra" en su verdadera naturaleza: un torrente de mierda que se lleva todo a su paso, cuya residencia la tenemos ahora en Italia y después la tendremos en cualquier otro sitio, un torrente seguramente infinito y con muchas papeletas de que sólo desaparezca cuando este mundo se vaya al carajo.

Lo que transmite “Gomorra”, en definitiva, es la sensación de ahogo dentro de ese torrente, una sensación de asfixia, de desesperanza, sin salvación ninguna que, finalmente, se torna en alivio porque cuando acaba me doy cuenta de que sigo poseyendo la afortunada condición de espectador. El horror todavía me pilla lejos.
GVD
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