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España España · Madrid
Voto de GVD:
6
Thriller. Drama El marchante americano Tom Ripley (Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann, un humilde fabricante de marcos (Bruno Ganz) que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, acaba aceptando el trato. (FILMAFFINITY) [+]
4 de septiembre de 2007
84 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuentan que la novela "El juego de Ripley" de Patricia Highsmith es excelente, en la cual se basa la película que nos ocupa. Wenders se sirve del libro y de ciertas constantes del cine negro, a los que añade ese estilo frío y sobrio de sus primeros trabajos, para hacer una particular versión que en apariencia se trata de un thriller, con cierta coherencia al principio pero que se acaba disipando a lo largo del metraje.

Se trata de una especie de juego, un rompecabezas de piezas extrañas y atrayentes pero que por más que lo intente no van a encajar. No tiene solución, pero para mí el juego es lícito y entretenido. Así pues, el argumento, digamos que se trata de una mera formalidad para adentrarte en este ilógico pasatiempo, sobre un hombre con una enfermedad terminal que recibe una carta de un amigo en la que dice que se ha enterado de que su enfermedad ha empeorado, lo cual le desconcierta, ya que su médico le asegura que está estable. Tras eso, recibe una extraña oferta de un desconocido que consiste en un chequeo con otro médico para comprobar que se está muriendo, y un trabajito que le proporcionará dinero para su esposa e hijo tras su muerte: asesinar a un hombre. Comienza el juego.

Bruno Ganz hace un gran papel en la piel de este hombre, y Dennis Hopper hace de Tom Ripley, en una buena interpretación pero que, sin embargo, no me termina de convencer, quizás por el contraste con Ganz. Aparecen en colaboraciones especiales Nicholas Ray y Samuel Fuller. Tras esa premisa comprensible, poco a poco la coherencia del film se va perdiendo hasta un final en el que intento desenmarañar qué es lo que ocurre, pero en vano. Los títulos de crédito parecen una palmadita en la espalda de Wenders diciendo: "Muy bien, te has esforzado, pero no busques más, fin del juego".

Aunque en apariencia esto pueda resultar una tomadura de pelo, a mí me resulta entretenido e interesante, con una primera hora fascinante, lo que hace que el film adquiera una paradójica categoría de pasatiempo trascendente por momentos. Pero la verdad, yo preferiría que tuviese un desarrollo convencional, ya que la película para mí iba siendo una obra maestra con el suspense de un Hitchcock, pero Wenders toma otra vía que, aunque para mí tenga su gracia, no deja de ser limitada. Con todo, una buena película.
GVD
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