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Voto de lyncheano:
9
6,1
25.368
Terror. Thriller. Drama
Un psicólogo, que quiere ayudar a su mujer a superar la muerte de su hijo en un accidente, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, donde ella había pasado el último verano con el niño. Sin embargo, la terapia no funciona, y tanto ella como la naturaleza empiezan a comportarse de un modo extraño. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2009
601 de 720 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entrar en esta película es enfrentarte con tu propia naturaleza. Es convertirte en testigo de un hecho que revelará algo muy jodido que intuías pero no te atrevías a expresar. Entrar en esta película quizás no tenga vuelta atrás. Como el orondo y ególatra señor Von Trier resulta que es también un virtuoso del cinematógrafo y una persona extremadamente inteligente (y extrañamente desequilibrada, como todo genio) ha sucedido el milagro o el atisbo de magia que consiste en hacer no una película redonda, porque no lo es, pero sí una obra equipada de moralidad ambigua y bien calzada con botas de tacos de madera dispuesta a sacudir una patada en los huevos a aquel que se atreva no a verla, que eso es muy fácil, sino a pensar en ella. Y ojo, que no la considero la cinta más transgresora del danés, por mucho que se esté hablando sobre ello, si acaso la cinta que plantea el tema más espinoso para ciertos sectores del público, que podrán tacharla de misógina y lo harán. Desde luego es la más bella de su director y una de las cintas mejor fotografiadas que haya visto en mi vida. El prólogo en sí mismo es una pequeña obra maestra que forja el equilibrio perfecto entre narración, tono, color, música, ambientación y presentación formal. El caso es que Lars, como no quiere a sus personajes, hace con ellos lo que le sale de la claqueta, y si a eso le añades que suele trabajar con algunos de los actores más valientes y entregados, la mezcla acaba pariendo monstruosidades indeciblemente hermosas, dolorosas y sinceras como esta. ¿Y qué es esto? pues definitivamente es una de las inmersiones más profundas que se hayan practicado jamás en busca del origen de la maldad humana. Y esa maldad, genética y filosóficamente, nace de la madre, como todo ser vivo, como todo en este mundo que pueda circunscribirse a la naturaleza. Poco tiempo después de la tragedia, el marido (¿cuántas personas mencionarían a Dafoe entre los tres mejores actores vivos?) se convierte en el terapeuta de su mujer sin que nadie se lo pida, llevándosela a su casita del bosque para que esta pueda afrontar sus miedos, derivados de un cuadro de duelo patológico. Su duelo, el de él, al parecer es común y acepta la muerte de su bebé con entereza. El concepto del film reside en que esta mujer traumada considera la naturaleza como "la Iglesia de Satán", algo malvado y cruel. Y si la naturaleza es mala, mala será su matriz, su útero, y por ende lo femenino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El cuerpo femenino no lo rige la mujer, lo gobierna la naturaleza, y la naturaleza utiliza olores y colores para ser fecunda. En la mujer, ese arma de doble filo es su cuerpo y su propio sexo. Por eso, parece que después de la muerte de su hijito, le da miedo la naturaleza y se llega a odiar a sí misma. Durante gran parte del film se nos hace creer que es ella la que teme a la naturaleza, pero finalmente comprenderemos que es la naturaleza la que la repele a ella, quizá por haberse revelado. De hecho, como sabremos justo en el momento en que todo se llene de sangre, desde aquel verano, que sería el último de su bebé, ella comenzó a mutilar a los animales (a los tres mendigos) y a cambiar los zapatos de pie a su niño. Para modificar la naturaleza, para crear un limbo antinatural y combatir (o entregarse a) esa crudeza, esa violencia inherente del bosque. Quizá como rito satánico, para convencerse a sí misma de sus propias creencias, alimentadas por poco recomendables lecturas, como prueba irrefutable de que cualquier tesis puede ser defendida argumentadamente y llevada a cabo. Para cuando él lo descubre, todo se precipita en una ola de gore más o menos explícito que desemboca en el peor de los hallazgos. "Una mujer, cuando llora, está tramando algo", dice la impresionante - y extrañamente bella entre las feas - Charlotte Gainsbourg. Ella permitió la muerte de su hijo, ella utilizó a su marido para darse muerte a ella misma, ella acabó teniendo toda la razón, a pesar de que su marido no la considerara tan lista como él y tachara su tesis de simplista. Al final, el marido se convierte en asesino, y descubre que los síntomas que él mismo diagnosticó de ansiedad, son por el contrario los síntomas de la furia asesina. Él le pedía a ella que se dejara invadir por el verde, que formara parte de la naturaleza, porque él mismo lo era. Y la naturaleza, al fin, acaba siendo tan cruel como ella vaticinó. Acaba siendo la única asesina real, pues muestra la supervivencia como asesinato. Porque los cuadros normales de tristeza no existen, es una infamia el hecho comprobado de que se pueda superar la muerte de un hijo. en un momento dado, ella dice que se quiere morir también, pero él no le deja... ¿acaso existe algo más práctico, realista, doloroso y cruel que este acto? La paradoja reside en que, si todos aceptamos el anverso cruel y malvado de la naturaleza, ¿por qué nos parece tan demoníaco lo antinatural? En el epílogo, todas las mujeres maltratadas por los hombres que las consideraban brujas, salen al encuentro del monte, liberadas por su salvador. El bosque se llena de brazos y piel, no se distingue entre naturaleza humana y naturaleza verde. Por fin entendemos que el mal es mal tanto aquí adentro como allá afuera.