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España España · Granada
Voto de anaïS:
7
Musical. Romance. Comedia Versión cinematográfica del mito de Pigmalión, inspirada en la obra teatral homónima del escritor irlandés G.B. Shaw (1856-1950). En una lluviosa noche de 1912, el excéntrico y snob lingüista Henry Higgins conoce a Eliza Doolittle, una harapienta y ordinaria vendedora de violetas. El vulgar lenguaje de la florista despierta tanto su interés que hace una arriesgada apuesta con su amigo el coronel Pickering: se compromete a enseñarle a ... [+]
17 de mayo de 2006
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los años 60 eran ya poco propicios para el género musical, tal vez por eso resultó ser un buen momento para que las excepciones sobresalieran sobre las producciones convencionales.
Con MY FAIR LADY se hizo evidente una vez más que al autor de títulos como HISTORIAS DE FILADELFIA (The Philadelphia story, 1940) le interesaban más los personajes y las situaciones que las propias historias. Y eso que esta vez se trataba de llevar a la pantalla un libreto que adaptaba el Pygmalion y que anteriormente fue un clamoroso éxito sobre los escenarios teatrales.
El tiempo ha engrandecido este musical atípico.
La película de George Cukor se presenta como una sustanciosa comedia que ilustra el poder terapéutico del lenguaje a la vez que da una elegante versión de Frankenstein en la que el lingüista Henry Higgins, se empeña en esculpir a una delicada criatura llamada Eliza Doolittle a partir de la vulgaridad de la calle.
Julie Andrews representó el papel de Eliza con éxito arrollador en Broadway, pero al ser adaptada al cine, fue el nombre de Audrey Hepburn, más conocido y atractivo con vistas a una recaudación generosa, el que relució para asegurar el éxito.
La metamorfosis que teje el profesor Henry Higgins sobre Eliza Doolittle es absoluta. Cuesta trabajo pensar que una mujer pueda llegar a dejarse moldear como lo hace Eliza. Si he de ser sincera, el machismo que se respira hasta la última escena es algo que me pone nerviosa, pero me calmo cuando pienso en la típica excusa de: "eran otros tiempos", otras formas... entonces me concentro en lo que realmente me interesa (estructura de guión, recursos, lenguaje cinematográfico, etc.)
La puesta en escena de la película es digna de mención Cecil Beaton, fotógrafo y mago del objetivo, supo crear y plasmar como nadie todas y cada una de las escenas de MY FAIR LADY.
No se puede relegar al olvido, o simplemente a segundo plano, el trabajo que realizó Stanley Holloway en el papel de Alfred P. Doolittle, el canallesco padre de la chica, un truhán acostumbrado a alimentarse del aire y a flotar entre la mugre, que reivindica con bastante gracia su derecho a la pereza.
Nacido con el surgimiento del sonoro, y tras situarse a la cabeza de los géneros de los años treinta, fue en los cuarenta cuando se conoce su esplendor, y empieza a declinar (aunque no artísticamente) en los años cincuenta, para experimentar una inyección en los sesenta y un estancamiento en los setenta. Durante las dos décadas siguientes
el género languideció arrinconado por el público y los grandes estudios dejaron de financiar más proyectos salvo trabajos puntuales.
Ahora que Hollywood ha vuelto a reconocer el género, los estudios han vuelto a poner sobre la mesa dinero para producir cabriolas y coreografías con las que sentir alas en los pies. Como bien conocemos hoy los éxitos conseguidos por MOULIN ROUGE (Baz Luhrmann, 2001), CHICAGO (Rob Marshall, 2002) o EL FANTASMA DE LA ÓPERA (The Phantom of the Opera, Joel Schumacher, 2004) .
anaïS
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