Pixar ha vuelto a lo grande con su último largo de animación, y esta vez con tecnológía 3-D.
Con un magnífico comienzo , sin diálogos, nos narra una historia de una joven pareja, sus aspiraciones, sus renuncias, sus metas, y los obstáculos que van encontrando en el camino . Una bonita metáfora en sepia sobre aquello que una vez dijo Lennon: "la vida es aquello que pasa mientras uno planea qué va a hacer". En la cara de ese niño ilusionado e inocentón , casi sin darse cuenta, se van dibujando arrugas, y ese pelo encrespado y rubio se va tornando canoso y lacio, al son de una deliciosa melodía. Ahí es cuando, "UP" llega a alcanzar cotas muy altas.

Luego viene una parte que se antoja necesaria para saciar a la audiencia más jovencita, pero que baja el nivel del globo a la troposfera más cercana. Aunque el filme mantiene altura con una muy original trama y con unos efectos visuales realmente espectaculares (increíble las texturas que pueden hacer ya, cualquiera diría que está hecho por ordenador) que mejoran incluso más si cabe si se visiona en una sesión preparada para las tres dimensiones.

Y el final, el entrañable viudete rememorando en su sillón favorito el álbum de recuerdos, se da cuenta, que su fallecida mujer pensaba que no hay mayor ni mejor aventura que la propia vida. Bonita película, que aunque personalmente me gusto más Wall-E (que consigue mantener su mensaje durante todo el metraje a pesar de ser de ciencia ficción y no se diluye como ésta entre tanto perro hablador y tanto pájaro desplumado), merece también la pena ver. Pagar dos euros más por verla con gafas o sin ellas, ya queda a vuestra elección.