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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Ciencia ficción Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2007
50 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los 60 algunos empezábamos a hacer nuestros “pinitos” en un mundo en que, al contrario de lo que ahora sucede, la juventud era una enfermedad que se curaba con la edad. Y esa juventud queríamos un mundo distinto, política y sobre todo socialmente.

En mi mesa de noche reposaba Un mundo feliz de Aldous Huxley y en mis estanterías podían encontrarse libros “prohibidos” como El libro negro de Giovanni Papini ó El retorno de los brujos de Pauwels y Bergier, junto a Las historias extraordinarias de Edgard Allan Poe y obras de H. P. Lovecraft con Necronomicón incluido.

Esa ciencia ficción con interrogantes nos marcó y por eso ha sido muy agradable encontrarme con esta novela de Ray Bradbury llevada al cine por un director de auténtico talento como Truffaut, el cual, a diferencia de otros paisanos suyos y compañeros de fatigas cinematográficas, ha conseguido darle la vuelta a mi instintivo rechazo al cine francés hasta acabar siendo admirador de sus trabajos. Eso si, mi admiración no es ciega ni alocada sino crítica (véase mi comentario a Jules et Jim) y por ello debo decir que Fahrenheit 451 sin ser una obra perfecta consigue plenamente lo que pretende, que es lo mismo que pretendía la novela de Bradbury: Concienciar a la sociedad del gran legado que tenemos en nuestras manos: La cultura. Esa cultura que se concreta en los libros, en la música, en el teatro, en el cine, en el lenguaje... Esa cultura que es la fuerza y la esperanza de la humanidad ante el futuro.

Estoy de acuerdo en que Truffaut nos deleita con algunas “frivolités” técnicas. Esa cámara que se acerca al personaje mediante un triple salto con tirabuzón hasta alcanzar el primer plano, resulta demasiado artificiosa y fuera de lugar. No obstante el montaje es bueno y en su línea a pesar de algún desencuadre perdonable. Los libros, igual que sucedía en La noche americana, no están elegidos al azar sino que se ajustan a los esquemas del director. Los Cahiers du Cinèma ó las obras de Salvador Dalí no aparecen entre ellos por casualidad. Y en general Truffaut da vida de forma digna a la novela de Ray Bradbury acercándola al gran público.

Dicen que lo mejor se deja para el final. Y, aunque lo mejor tal vez sea Truffaut, Oskar Werner y Julie Christie están francamente bien en sus trabajos. Especialmente el primero.
FATHER CAPRIO
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