Por ella, por una gran dama del cine, es que esta película está hecha, para sus admiradores. Esta es una de esas películas que pasan desapercibidas sin que apenas puedas pestañear cuando te encuentras con ella y te preguntes "¿Cómo es posible que no la conozca?"

Pues debo confesar que así era, nunca la había visto, ni sabía que existía, pero como buena fan de Maureen O´Hara pues me parece que es una de esas grandes damas del colorín aventuresco de los cincuenta, me topé con ella, y el resultado no fue el esperado.
La película no está mal, pero tanta cabalgada de los americanos por Trípoli y tanto trae y lleva en sus tratados con el mentiroso sultán hacen de lo que podía haber sido una aventura al mejor estilo de "Su alteza el ladrón" exuberante e histórica, ha resultado ser una de las aventuras más largas, desconcertantes y aburridas que haya visto jamás. Maureen tan sólo aparece en unas pocas escenas. El pesado John Payne llena cada escena con sus largas piernas en sus botas negras y su regia figura expulsando afuera a todo aquel que no defienda el tratado que ha firmado. Maureen en su papel de condesa venida a menos, desesperada y aburrida de que el sultán no le pida la mano no aporta gran cosa a la película, ni aún un convincente triángulo amoroso, pero es pasable.
Pasable y olvidable. El guión no es gran cosa, pero las cabalgadas arriba y abajo de Payne y sus hombres aunque aburren, cuando hay una batalla o un complot y se anima la cosa parece que afortunadamente el ritmo pesado se rompe, y las conspiraciones comienzan....y también la diversión de verdad...en Trípoli. Para los incondicionales de Maureen, indispensable.