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Voto de Palmer:
10
7,4
1.346
Animación. Drama Alejado de la narrativa convencional, "Cuento de cuentos" relata varias historias breves que se entrecruzan como los recuerdos o los cuentos antiguos: unos personajes que hacen música y juegan, unas mujeres que bailan con soldados que partirán después a la guerra, un niño que come manzanas y observa a los cuervos en la nieve, un pequeño lobo fascinado por un bebé. Multipremiado mediometraje soviético, considerado en varios festivales el ... [+]
16 de diciembre de 2009
47 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al llegar la noche es preciso alimentarse. Lobo se asomó para ver al niño mamar del pecho de su madre. El niño, saciado, perdió la mirada en los ojos de lobo al entrecerrar temblorosamente los párpados para darle pase al sueño. Afuera, en medio de la lluvia, una manzana verde perduraba en el invierno.
Al llegar el otoño se entreabrió la puerta del hogar, resplandeciendo agradablemente, siendo invitados. Al pasar el umbral, el reflejo proveniente del mar nos cegó dulcemente, en medio de sonrisas. Allí, junto a un árbol, una niña saltaba la soga, la misma que era sostenida por un toro. Girando hacia la izquierda un poeta se recostaba en una silla a meditar, tomaba el harpa y tocaba mientras un pez parecía bailar.
“El niño necesita ser mecido” decía la madre, llamando a la niña que jugaba con el toro.
Padre acababa de llegar del mar trayendo consigo un atado de peces. El gato del poeta que recitaba enérgicamente, dejaba la tarea para ir en busca de Padre.
La niña, liberada de la tarea, hace sortear al toro el obstáculo de la soga en movimiento.
Todos se marchan. Van enclaustrando sus casas con maderos en las ventanas y puertas. Queman las sillas y muebles y los autos son encendidos para recorrer largas distancias pero lobo no logra entender. Se acurruca, como un niño, en el pedal de una vieja máquina de coser e imagina que es movido por la madre ausente. De repente, escucha el sonido tierno del fuego al ser atizado. Recorre la hilera de casas y en una de las tantas deshabitadas encuentra a una mujer encorvada, que mecánicamente rebusca entre las brasas el recuerdo de un tango en una noche de feria en el pueblo.
“Había música y bailábamos pero de repente uno a uno fue desapareciendo. Como fantasmas sin prisa siguieron su camino camuflados. No nos reconocían ni nosotros a ellos. Sólo se marcharon entre la lluvia, la nieve, el cielo despejado; y solo el viento traía noticias de ellos”, decía.
Bombas, bombas y el resplandor del tren sin traer de vuelta la calma.
Lobo recolecta patatas y enciende una hoguera. Se asusta cada vez que la luz de un auto se le asoma. En la ciudad hay fiesta nuevamente. Los fuegos artificiales resplandecen a lo lejos y el viento recoge la tonada de un acordeón tocado por quien perdió la pierna en batalla. Las mujeres que hace mucho bailaron se encuentran en la misma posición y una a una van cobrando movimiento al ver llegar a quien tanto esperaban. Muy pocas bailan. Los demás no volverán.
Un forastero sigue el camino en el borde del mar. Se topa con la familia: el poeta, el padre pescador, la madre, el bebe en su coche, la niña, el toro. Es invitado a comer y beber vino pues le espera un camino largo. A su partida, el pez se arroja a nadar dentro de la copa del árbol, perdiéndose.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Palmer
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