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Voto de Palmer:
8
Drama Esta es la historia de un remoto lugar situado al pie de una imponente montaña, cuyos habitante de manera inexplicable no consiguen superar los 70 años de vida. Granny, a punto de cumplir esa edad, espera contenta que llegue el momento de su muerte. Sólo su hijo Tatsuehi luchará para que pueda superar ese cumpleaños con vida. En 1983, Shohei Imamura dirigió un remake, que ganó entre otros premios la Palma de Oro en el festival de Cannes. (FILMAFFINITY) [+]
2 de mayo de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
<Madre por qué no hablas si aún no estamos en el Narayama>.
La película de Kinoshita nos sumerge sombríamente en la concepción de la muerte. En este insólito lugar la muerte cobra víctimas a partir de la inutilidad de las personas, es decir cuando cumplan determinada edad (caso contrario de Granny, la protagonista, quien se desenvuelve de manera saludable). Es así como nos encierra en un drama perturbador ante la idea próxima de la muerte, sobre todo cuando se sabe que es inevitable y se ha pactado ya de antemano.

Es la postura del hijo frente a la partida de su madre lo que causa la experiencia existencialista, experiencia que vive en carne propia el hijo más no la madre quien, como la mayoría de asiáticos, se sostiene en base a rígidas costumbres ancestrales.

La madre, al ser conducida al monte Narayama por su hijo, deja de hablar. Le quita la palabra recordándonos que es la falta del lenguaje lo que nos atribuye realmente ese carácter de muertos. Es el olvido del tono acústico de la palabra lo que nos hace vivir la muerte. Es el silencio el que nos hace desaparecer y es así como, a pesar de poder hacerlo, la madre se niega a hablarle para así adaptarlo a su muerte cercana.

La presencia de la muerte se vuelve escalofriante ante la persistencia de la madre por deshacerse de sus dientes en perfecto estado de conservación al considerar que su edad difiere de la permanencia de estos, hecho que lleva a cabo al llegar la esposa para su hijo. Estos tonos oscuros de la película se sienten también cuando en la cima del Narayama, lugar que la madre calificaba como hermoso siendo todo lo contrario, se asume que la muerte se da a partir de la inanición haciendo aún más desgarrador para el hijo el dejar a su madre a la intemperie.

El antagonismo del vecino de la madre, quien ya ha superado los 70 años, refuerza la idea de la cual parte el relato el cual es muere antes de ser inútil o, en este caso, antes de cumplir los 70 años. Es por este motivo que el hombre en cuestión es agredido por su propia familia y obligado a subir al Narayama a pesar de su resistencia. Es la imagen del temor a la muerte que traerá como consecuencia una vida miserable.

La escena de la cima del Narayama es extraordinaria, sobre todo el silencio en que se desarrollan los dos personajes. La madre al preparar el rito para esperar la muerte y el hijo al esperar poder irse cuando su naturaleza le exigía lo contrario.

En definitiva la lectura de esta obra maestra consigue su propósito. Infaltable.
Palmer
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