Sexo, amor, violencia y mucho humor son las claves de la tercera película del mejor director español de nuestros tiempos -para el que estas líneas escribe, claro está- con permiso de Pedro Almodóvar y el aun prometedor Amenabar.
El paso de Alex de la Iglesia al extranjero es este film bestial, terriblemente sádico, el sueño de un freak al que le han dado una cámara y mucho dinero para hacer la mayor de las locuras. Y al otro lado de este proyecto sólo puede estar Barry Gifford, autor de la novela en la que se basa, y tambien autor de la obra maestra de David Lynch, Corazón Salvaje (con la cual guarda muchas similitudes).
Perdita Durango es una femme fatale, una diosa del erotismo (interpretada por otra diosa a su medida, Rosie Pérez) que se enamora de Romeo Dolorosa, un gitano con la cara de Javier Bardem, que sobrevive haciendo sacrificios humanos para turistas sádicos con ganas de soltar dinero; y otros trabajos de similar moralidad (como transportar un camión lleno de fetos humanos con los que piensan crear cremas para la piel). A estos dos protagonistas, se le unen un brillante reparto de secundarios, como dos adolescentes norteamericanos o el poli que va detrás de todo esto (James Gandolfini, dios te bendiga).
Un guión escrito por David Trueba, Barry Gifford, Jorge Guerricaechevarría y el mismo De la Iglesia; es la guía perfecta que nos lleva hasta la América más salvaje, donde la violencia es la base de la vida cotidiana, y la violación sexual de una adolescentes queda como un simple delito menor (grandísima la escena, por cierto). Un guión tan sólido ayudado por el buen ritmo de De la Iglesia, tiene como resultado una gran película.
Un viaje que pasa continuamente de México a EEUU, donde la violencia, el sexo, el amor, el instinto salvaje (y a veces sádico), el humor negro y sobretodo, la pasión, se dan la mano para crear una de las películas más valientes y rompedoras de la historia.

Es una pena que la mayoría de la gente no sepa apreciar la grandeza de este film, de hecho, seguramente la mayoría de los que lean estas líneas me señalaran con el dedo acusándome de mal gusto. Una pena que la mayoría de la gente no pueda ver más allá del sadismo o la violencia, para encontrar esa gran historia de amor salvaje, una de las más bellas del cine español, sin duda.

“La quiero, si, pero no es mi chica. No es la chica de nadie. Eso es lo que me gusta de ella”