Dirigida por Antoine Fuqua, con Denzel Washington, de nuevo a sus órdenes, la segunda entrega de la saga no es ni remotamente parecida a la primera. Si además tenemos en cuenta que la nueva de Misión Imposible la acompaña en cartelera, se queda en la miseria. Poca chica, disparos a bocajarro, lucimiento de un Denzel Washington en modo Dios y un guion tan de chiste que da la impresión de saberse un blockbuster, por lo que ni siquiera se han molestado en pensar. Las escenas de acción están bien rodadas, solo faltaría, pero son tan pocas que mientras llega a ellas, el espectador abre la boca, y no para comer palomitas, sino para bostezar solemnemente.

THE EQUALIZER 2 es un pastel influmable, conservadora de principio a fin, un tostón que no tiene por dónde cogerse y solo es sostenida por un Denzel Washington omnipotente al que, por otra parte, no nos podemos creer demasiado ya. El hombre tiene ya una edad, pero es poco menos que Dios. En la primera, al menos, el hombre era inteligente y se servía de lo que encontraba a su paso, una especie de McGyver, para enfrentarse a los demás. Ahora es más bien una especie de militar imbatible, y trabaja encima en UBER, que nunca corre peligro, más bien sigue una senda moral cuestionable aderezada por un guion vergonzante.

En definitiva, y sin querer extenderme más, THE EQUALIZER 2 es prescindible de principio a fin. Ni siquiera que Denzel Washington esté presente salva el conjunto. Una linealidad y poca originalidad que asusta para una película de acción. Y eso de acción es un decir, puesto que es soporífera y sus combates son más bien escasos. Antoine Fuqua ha pensado en hacer dinero fácil, y lo conseguirá, lo que no sé es si la tercera parte, si se hace, tendrá la misma popularidad visto lo visto. Ni se os ocurra verla.