“Van Damme dirige su primera película”

Me imagino los gritos que se debieron escuchar cuando saltó esta noticia. Los de alegría, proferidos por los seguidores incondicionales del actor y de las artes que exhibe en todos sus filmes (no me refiero a las interpretativas). Otros serían de pánico, por lo que pudiera suponer que el belga se pusiera tras las cámaras.

Normalmente yo me encontraría en el segundo grupo, pero es ver esta película y salir encantado tras haber visto un decente producto de acción y aventuras que, si bien introduce las artes marciales –como no podía ser menos-, estas encajan perfectamente en la historia, no chirrían en absoluto y se hace bastante entretenido ver a luchadores de todo el mundo combatir por un título en el torneo que ocupa la segunda mitad del metraje.

Pero es que hasta llegar hasta ese punto hemos seguido al protagonista en su huida de la Policía y de los clanes de mafiosos, hemos conocido al charlatán Lord Dobbs (enorme Roger Moore), a su ayudante Smythe, a la bella Carrie Newton y al campeón americano de boxeo Maxie Devine, además de presenciar el ascenso del protagonista desde que es traicionado hasta que vuelve a poner las cosas en su sitio. La galería de personajes responde a arquetipos que funcionan perfectamente en un producto que nace siendo perfectamente consciente de su naturaleza. Es cine para pasar un buen rato olvidando todo lo demás, una historia narrada con buen ritmo que consigue hacer que lo pasemos bien.

Entretenidísima, doy las gracias a Van Damme por haberse decidido a hacerla.