“John Doe” es una serie que me ha gustado bastante, aunque tengo que advertir a sus futuros televidentes que la dejaron en lo mejor. Pues sí, la serie fue cancelada en su punto más álgido (justo cuando las expectativas de una posible segunda temporada te hacían frotarte las manos por ver cómo continuarían con la historia). Si buscas en la red hallarás respuestas a varias preguntas que te planteabas mientras la veías, pero lo cierto es que “John Doe” termina dejando muchos cabos sueltos y nunca, repito, nunca se resuelven sus misterios durante su emisión en antena.

¿Quién o qué es John Doe? ¿Quiénes son la Organización Fénix y qué es lo que buscan? ¿Qué significa la extraña marca en el pecho del protagonista? ¿Cómo obtuvo sus impresionantes conocimientos? ¿Por qué sufre ceguera cromática? Estas son las dudas que te asaltan durante sus 21 episodios y doy fe de que formulas todo tipo de conjeturas acerca de ellas. Para mí, esto es lo mejor de la serie (sus misterios y posibles explicaciones), ya que el resto no es más que una serie policiaca al uso donde se resuelven crímenes en capítulos en su mayoría autoconclusivos. Quiero dejar constancia de que hay episodios que están francamente bien y de que sus tramas detectivescas no están del todo mal, pero el problema es que este tipo de series en las que en 40 minutos se investiga un crimen y se detiene al sospechoso pues son risibles cuando se ha visto una serie como “The Wire”. En efecto, series de corte policiaco con el formato de capítulos autoconclusivos como, por ejemplo, “Bones”, “CSI”, “El mentalista” o “John Doe” son de segunda división si las comparamos con la de Jimmy McNulty y compañía.

A pesar de su cancelación, y de su falta de respuestas y demás pegas, no dejo de admitir que es una serie entretenida, bien hecha, bien contada y bien interpretada en líneas generales (me ha sorprendido la buena labor interpretativa de Dominic Purcell, el cual da el pego en todo momento como “cerebrito”). Analizándola por partes: la serie tiene un arranque eléctrico, después sufre altibajos en su parte central (unos episodios son mejores que otros) y, finalmente, su desenlace es buenísimo y sorprendente.

¿Recomendaría verla? Pues la verdad es que sí. “John Doe” tiene una buena idea por guión y pasas un buen rato viéndola. Desde luego es una lástima que pasara a engordar esa larga lista que hay de series inacabadas por culpa de las audiencias, los costes de producción o por el mero capricho de los peces gordos de las cadenas que las emiten.