Tras haber visionado “Strike Back”, la serie que le precedió, me decidí a ver esta también. Lo cierto es que la miniserie original me dejó muy buen sabor de boca y de esta pues a bote pronto te podría decir tres cuartos de lo mismo. Una de las cosas buenas que tienen la mayoría de las miniseries es que no tienen capítulos de relleno ni marean la perdiz en demasía. Así pues, son muy dinámicas, entretenidas y van al grano desde el minuto 1 (lo cual, sin duda, se agradece).

Como ya me esperaba de antemano, la serie es bastante buena en todas y cada una de sus facetas (guión, interpretaciones y apartado técnico) teniendo en cuenta que es un producto televisivo. Desde luego bien merece la pena verse y, además, si te va el género bélico y de acción, entonces creo que será completamente de tu agrado (a mí, personalmente, me ha gustado muchísimo).

¿Qué te espera en “Strike Back: Project Dawn”? Pues te espera mucha acción (las escenas están bien filmadas y con tiroteos nítidos sin abusar del efecto bullet time), un ritmo narrativo muy acertado (ni es lento ni va a toda pastilla), un guión mínimamente interesante (para mi gusto no lo rematan muy bien que digamos en su desenlace, pero bueno tampoco es que sea algo totalmente desastroso), personajes con los que te identificas (cada uno tiene su propia personalidad, pero todos caen bien), malos malísimos con carisma (excelente, por ejemplo, Liam Cunningham encarnando a un despiadado terrorista del Ira) y, por último, un apartado técnico todo lo bueno que podría ser dado su formato televisivo. En fin, creo que posee cualidades de sobra para pasar un rato estupendo con ella.

No quiero terminar mi crítica sin mencionar un aspecto en concreto de la serie que me ha llamado la atención: el personaje de Scott (Sullivan Stapleton) se pasa media serie follando. Al final se lo tiene uno que tomar a guasa porque el tío es que no tiene ombligo (echa polvos continuamente con toda hembra que se cruza en su camino… la madre que lo trajo. ¡Jajaja!)