Alivia ver que los efectismos de Crash han desaparecido en In the valley of Elah, mientras la solidez narrativa aún perdura pese a que tampoco hay florituras visuales.

El guión no busca tanto ser comercial y expone principalmente consecuencias: los frutos de la sinrazón, derrota moral, cómo la guerra deshumaniza al individuo. No es una crítica feroz en su planteamiento, pero sobrecoge pues muestra a los que vuelven de la contienda trayéndose el horror consigo, son víctimas pero también monstruos proyectando su desequilibrio alrededor de sí mismos.

El protagonista (grande Tommy Lee Jones) es un patriota (su pais pese a todo parece estar todavía lleno de ellos) aún cuando sus ojos se abren ante dolorosas realidades, ahí Haggis se retrae y no carga las tintas: la bandera es la bandera, con todo, el mensaje de fondo es certero.